A unas cuadras del Zócalo y la Catedral de la ciudad de Puebla, dentro del Templo de Santo Domingo, se encuentra una de las joyas más brillantes y valiosas de la arquitectura religiosa barroca de la época novohispana de México, en una pequeña capilla que parece fulgurar con brillo propio debido a la gran cantidad de oro y de acabados que la engalanan. Se trata de la Capilla del Rosario, la cual ha sido considerada la “octava maravilla del mundo”.
Acompáñanos a conocer esta maravilla arquitectónica poblana, conoce un poco de su historia y sus características, y maravíllate con las extraordinarias postales que regala al ojo de cualquier turista, sea creyente o no.
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La Capilla de la Virgen del Rosario, que es su nombre oficial, es la capilla anexa al Templo de Santo Domingo en la ciudad de Puebla de los Ángeles. Se le considera la obra cumbre del barroco novohispano y en su época fue calificada como “La casa de oro” y “La octava maravilla del mundo” por fray Diego de Gorozpe a finales del siglo XVII. También se le llama “Relicario de América”.
La capilla fue concebida por el fraile dominico Fray Juan de Cuenca, quien inició su construcción en 1650, pero dada la complejidad de la obra fue terminada hasta 1690 por otros dos dominicos, fray Agustín Hernández y fray Diego de Gorozpe, quienes la dedicaron al Obispo de Puebla, celebrando su consagración el 16 de abril de 1690, coincidiendo con el aniversario de la fundación de la ciudad de Puebla.
La capilla comunica con el cuerpo del Templo de Santo Domingo a través de una fachada de estilo barroco sobrio que contrasta con la fastuosa riqueza del interior, que se caracteriza por una planta de cruz latina, una nave dividida en tres tramos, con una bóveda de cañón, una cúpula muy esbelta con tambor y unas ventanas que se abren. En todos los muros de la capilla, destacan las innumerables figuras de niños, ángeles y querubines, hechos con cerámica poblana.
El interior de la Capilla del Rosario es, sin exagerar, portentoso. Toda la estructura arquitectónica se cubrió con relieves espectaculares que expresan el sentimiento religioso del pueblo en su época. A primera vista, puede aturdir al visitante por la cantidad de adornos, personajes y escenas que se despliegan; además, en las partes laterales lucen seis grandes lienzos que José Rodríguez Carnero pintó con las escenas del Nacimiento de Cristo y los misterios gozosos del Rosario.
En el centro del recinto se levanta el trono de la Virgen del Rosario, con un baldaquino labrado por el maestro español Lucas Pinto, con sus columnas de tecali en el primer nivel y el segundo, con columnas salomónicas doradas contribuyen a crear un efecto divino. La Virgen luce elegantes vestidos bordados con hilos de plata, que van cambiando dependiendo del calendario litúrgico. Sobre ella, se aprecia una imagen de bulto de San Domingo de Guzmán, fundador de la orden dominica.
Por todas estas razones, la Capilla del Rosario ostenta el primer lugar del Premio Internacional como Mejor Barroca de Iberoamérica. Además de su belleza, fueron su estructura, su composición arquitectónica, el discurso ornamental y religioso, y el grado de conservación, los elementos que la hicieron quedar al frente en este certamen convocado por el Congreso Internacional Barroco Iberoamericano 2020 de España, donde compitió hasta el final con la iglesia de San Francisco de Lima, Perú.