Sin lugar a dudas, Frida Kahlo se ha convertido en una de las artistas mexicanas más famosas y reconocidas de todos los tiempos y en todo el mundo. De unas décadas a la fecha, su inconfundible rostro parece estar en todas partes: desde en libros, revistas y artículos en internet sobre su vida y su obra, hasta en playeras, bolsas y demás parafernalia que explotan su imagen, sobre todo a ojos del turista extranjero. Y ni hablar de sus obras, pues éstas han alcanzado precios estratosféricos en las casas de subastas más prestigiadas del mundo de arte. Pero entonces, ¿cuáles son las pinturas de Frida Kahlo más caras hasta el día de hoy?
A continuación, un conteo con los cuatro lienzos más costosos de la coyoacanense, actualizado a septiembre de 2022, pues en esto del comercio y la venta de obras de arte… todo puede cambiar de un día para otro.
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#4 Autorretrato con aeroplano
Empezamos con esta obra temprana de Frida —también conocida como El tiempo vuela—, fechada en 1929, cuando ella tenía apenas 22 años y estaba recién casada con Diego Rivera; en el lienzo, la pintora aparece con el cabello recogido, luciendo unos aretes enormes y un collar de jade de apariencia prehispánica, como si estuviera posando en una habitación; detrás de ella, se ve un reloj que marca las 2:55. Afuera, desde el hueco de una ventana, se ve un avión de hélice que surca el firmamento. En el año 2000, esta obra fue vendida en la cantidad de $5,065,750 dólares en la casa Sotheby’s de Nueva York, y en su momento fue la obra más cara de una pintora mujer.
#3 Raíces
Se trata de una obra de 1946 que muchos calificarían de surrealista, pues Frida posa con el pelo suelto, tendida en la tierra resquebrajada, usando un largo vestido color bermellón y de su pecho abierto brotan plantas cuyas raíces parecen alimentarse de la misma Tierra, en una especie de ciclo vital. En su tiempo, la pintura fue la más cara de una artista latinoamericana, alcanzando la cifra de $5,616,000 dólares en una subasta en la casa Sotheby’s. Los críticos dicen que se trata de uno de sus autorretratos más pacíficos, quizá debido a que lo pintó cuando recién se había vuelto a casa con Diego Rivera, un artista que de alguna manera estuvo siempre presente en su obra.
#2 Dos desnudos en el bosque
Esta obra de 1939, de corte netamente surrealista, también se conoce como La tierra misma; en ella aparecen dos mujeres desnudas —una es mestiza y la otra, indígena— sentadas en la tierra, una recargando su cabeza en el regazo de la otra; al fondo, ramas retorcidas, hojas y un simio que se asoma parecen atestiguar la escena. Aunque no se trata propiamente de un autorretrato, los críticos afirman que las mujeres son una alegoría de cómo Frida se percibía a sí misma como un ser de múltiples personalidades, con una raíz europea y una mexicana, y también de su bisexualidad y su relación con las mujeres. La obra se vendió por la astronómica suma de $8,005,000 dólares en la casa Christie’s de Nueva York, en el año 2016.
#1 Diego y yo
Llegamos a la cima de este breve conteo. La obra en cuestión es un autorretrato —bueno, OTRO autorretrato, ya que en prácticamente toda la obra de Frida ella misma es la protagonista— donde su esposo, el pintor Diego Rivera, aparece como si estuviera grabado en su frente, siempre en su pensamiento. Fue el pasado 17 de noviembre de 2021 que el lienzo rompió récords durante una subasta en la casa Sotheby’s de Nueva York, alcanzado la irreal suma de 34.9 millones de dólares. El feliz comprador fue el coleccionista Eduardo F. Constantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), donde ahora se exhibe la obra.