En la cultura popular mexicana se mezclan tradiciones de los pueblos prehispánicos con costumbres cristianas españolas, y en década recientes además se han incorporado y adoptado rituales como el montaje del árbol de Navidad y personajes como Santa Claus, que son de origen germánico y británico. Pero, ¿qué hay del Nacimiento o Belén, con la Sagrada Familia, los animales, los pastores y hasta el Diablo, que muchas familias montan estos días? ¿Qué nos dice la historia sobre el origen de esta tradición
Sigue leyendo para enterarte de cómo eran al principio las representaciones del nacimiento de Jesús, a quién se le ocurrió hacerlo con “muñequitos” y cómo fue que esta costumbre llegó a México.
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Todo empezó en la Edad Media en Europa. Se cuenta que las primeras representaciones del nacimiento de Jesús de Nazaret se hacía con personas vivas e, incluso, con animales como la mula y la vaca del pesebre de Belén. Alrededor del siglo VIII, el nacimiento y la resurrección de Jesús empezaron a ser representados en las plazas públicas de la ciudad de Roma. Sin embargo, estas representaciones teatrales fueron muy criticadas por el papa Inocencio III, que las consideraba sumamente vulgares, además de que incitaban al desordén, pues la gente se burlaba de quien representaba a José, diciéndole que él ni siquiera era padre de Jesús.
La idea de representar el nacimiento de Jesucristo con figuras se la debemos a Giovanni di Pietro di Bernardone, mejor conocido como San Francisco de Asís, quien es reconocido como el inventor del primer nacimiento, alrededor de 1223 en Greccio, Italia. San Francisco pidió permiso al papa Honorio III para llevar a cabo esta escenificación que aún incluía a personas. La leyenda dice que a la hora del nacimiento, el muñeco del niño Jesús cobró vida y empezó a llorar —otras versiones afirman que sólo sonrió y extendió sus brazos hacia el santo.
La tradición de los nacimientos vivientes se fue expandiendo por Europa, hasta que en el siglo XV se realizó el primer nacimiento hecho con figuras de barro en la ciudad de Nápoles. También se tienen registros de que, en 1534, San Cayetano de Thiene ideó un pesebre con figuras de madera pintadas que iban cubiertas con ropajes de la época y cuya cabeza estaba hecha de terracota, cartón piedra o madera.
Después, en el siglo XVIII, el rey Carlos III —quien que había sido rey de Nápoles— llevó esta tradición desde Italia a España. El entusiasmo del rey y de su esposa por los nacimientos fue imitada por los nobles españoles y arraigó pronto en el pueblo. Como en ese momento México y otros países de América Latina aún eran colonias del Imperio Español, fue así que poco a poco se fue introduciendo en nuestro continente la tradición iniciada por San Francisco.
Los religiosos españoles, con el objetivo de evangelizar a las poblaciones indígenas y mestizas de México, usaron los belenes como una forma viva y concreta de contar la historia del nacimiento de Jesús —otros recursos fueron la piñata y las Pastorelas, que son netamente latinoamericanas—. Actualmente, existen nacimientos de barro, de pasta, de madera, de paja, de hojalata pintada y de muchos otros materiales, algunos elaborados por artesanos mexicanos.
Y tú, ¿acostumbras poner el nacimiento?