Herederos como somos de toda una tradición de teatro y dramaturgia venida de España, en el México colonial y del siglo XIX se construyó una multitud de teatros a lo largo y ancho del país, muchos de los cuales ya desaparecieron, como el extinto Teatro Nacional de México, donde alguna vez se estrenó nuestro Himno Nacional. Pero, por fortuna, muchos de ellos aún siguen en pie y son mudos testigos de toda una amalgama de literatura, arte dramático y arquitectura.
Conozcamos, pues, algunos de los teatros más antiguos y más hermosos de México. Muchos de ellos continúan como centros de entretenimiento y cultura activos, y siguen presentando obras y otros espectáculos, y otros están cerrados o cambiaron de giro, pero continúan de pie. Veamos…
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Teatro Juárez
Empezamos con esta belleza arquitectónica que uno se topa cuando visita la ciudad de Guanajuato, y que ha sido sede del Festival Internacional Cervantino desde el año de 1972. Su construcción inició en 1872, con un diseño de José Noriega, aunque después su edificación fue terminada por el afamado Antonio Rivas Mercado. Se inauguró el 27 de octubre de 1903 por el entonces presidente, Porfirio Díaz, y el evento elegido para el magno evento fue la ópera Aída, de Giuseppe Verdi. Desde el punto de vista arquitectónico, el Teatro Juárez destaca su fachada que está inspirada en los templos griegos, con columnas dóricas y ocho esculturas de bronce, que representan a las musas que dan inspiración a los artistas.
Teatro de la Paz
Ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de San Luis Potosí, en la hermosa Plaza del Carmen, a primera vista el teatro destaca por la inconfundible tonalidad de la cantera rosa que se usó en su fachada. Fue construido entre 1889 y 1894, durante el gobierno de Porfirio Díaz, y se inauguró el 4 de diciembre de 1894, presentándose la obra Lucrecia Borgia de Gaetano Donizetti. Al igual que el Teatro Juárez, fue diseñado por el arquitecto José Noriega, aunque a lo largo del tiempo ha sufrido algunas remodelaciones, como la que se realizó a su característica cúpula metálica. El frontispicio del Teatro presenta columnas de tipo corintio, y además del foro principal, cuenta con dos salas anexas; la sala Flavio F. Carlos, que se usa para conciertos, y la sala Germán Gedovius, en la que se presentan exposiciones.
Teatro Degollado
En Guadalajara, capital del estado de Jalisco, se encuentra este teatro cuyo nombre hace honor al general Santos Degollado, que fue gobernador de aquel estado. Los trabajos de construcción iniciaron en 1856 y culminaron diez años después, debido a la convulsionada situación política del país debida a la Guerra de Reforma. Originalmente iba a llamarse Teatro Alarcón, el honor al dramaturgo novohispano Juan Ruiz de Alarcón, pero dado que Degollado murió en batalla en 1861, se decidió cambiarle el nombre. La magna inauguración tuvo lugar el 13 de septiembre de 1866 con la ópera Lucía de Lammermoor, de Gaetano Donizetti, con la soprano Ángela Peralta —apodada “el ruiseñor mexicano”— en el papel principal. En el frontón de inspiración griega, se aprecian un bajorrelieve donde se representa a las nueve musas de la antigüedad. Actualmente, es la sede de la Orquesta Filarmónica de Jalisco.
Teatro de la República
Este inmueble histórico se encuentra en la ciudad de Querétaro. Su edificación dio inicio en el año de 1845, y fue inaugurado el 2 de mayo de 1852 con la presentación de la obertura “Iturbide”, de Bonifacio Sánchez, y la obra picaresca Por dinero baila el perro y por el pan si se lo dan. Originalmente se llamó Gran Teatro de Iturbide y Teatro Iturbide, en honor a quien fuera el primer emperador de México, Agustín de Iturbide; en 1922, sin embargo, cambió su nombre a Teatro de la República.
Además de sus funciones como centro de entretenimiento, cultura y espectáculos, el teatro ha sido escenario de grandes acontecimientos históricos: entre mayo y junio de 1867, fue el lugar donde se llevó a cabo el consejo de guerra donde se condenó a muerte a Maximiliano de Habsburgo, junto con los conservadores Miramón y Mejía; el 5 de febrero de 1917, fue el lugar donde el Congreso solemnemente juró la Constitución Política que sigue vigente hoy en día; en 1929, fue sede de la primera convención del Partido Nacional Revolucionario, hoy PRI, y cuatro años después ahí se formuló el Plan Sexenal, que estipula el periodo presidencial de seis años.
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Teatro Macedonio Alcalá
Culminamos este recorrido teatral en la ciudad de Oaxaca —pues el único teatro emblemático que nos faltaría, el Teatro del Palacio de Bellas Artes, ya lo abordamos en otro artículo—, con esta bella edificación que originalmente recibía el nombre de Teatro Casino Luis Mier y Terán, aunque en tiempos de la Revolución se rebautizó como Teatro General Jesús Carranza y, finalmente, en la década de 1930 se le nombró Teatro Macedonio Alcalá, en honor al músico y compositor oaxaqueño autor del vals “Dios nunca muere”, considerado el “himno de Oaxaca”. Su construcción inició en 1903 y finalizó en 1909, y su arquitectura presenta un marcado estilo art nouveau, muy propio de los principios del siglo XX. El Teatro Macedonio Alcalá sufrió graves daños en el terremoto del 30 de septiembre de 1999, y tuvo que se remodelado para ser reabierto al público en 2004.