"Sacar de quicio", "cabeza de chorlito" y "la manga del muerto", ¿cuál es el origen de estas expresiones?

¿Qué es un chorlito y por qué su cabeza se asocia con la estupidez? ¿Y qué tiene que ver la manga de un difunto con la incredulidad? Aquí te lo explicamos…

Un aspecto imprescindible de la cultura mexicana y del folclor de nuestro pueblo es la cantidad de refranes, frases y expresiones populares que salpican cualquier conversación entre dos o más personas, sin importar su origen y nivel social. Y algunas que llaman la atención son la incrédula “la manga del muerto”, el desesperado “sacar de quicio” y el insulto “cabeza de chorlito”. ¿De dónde vienen, qué significan y cuál es el origen de estas frases?

A continuación te explicamos brevemente el origen de estas tres frases hechas que usamos cotidianamente, las cuales a veces tienen un origen muy remoto y casi desconocido, pero que eso no nos impide usar para expresar nuestro enojo, sorpresa o desconfianza a la hora de platicar con alguien.

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Sacar de quicio

Todos conocemos a alguien que nos exaspera, nos harta y nos hace perder la paciencia o nos hace perder el tino, como se dice en España; en otras palabras, que nos “saca de quicio”. Pero, ¿cuál es el significado real de esta expresión? De entrada, debemos decir que el quicio es la parte de la puerta o de la ventana en que se asegura la hoja, donde están los goznes o bisagras. Esto quiere decir que el quicio posibilita la unión con la bisagra y, si se sale, todo el engranaje se desmorona. De ahí que si alguien o algo “te saca de quicio”, quiere decir que te saca de control.

Cabeza de chorlito

Esta expresión era muy común en las tiras cómicas y en las caricaturas de antaño, y se usaba para insultar a algún personaje asegurando que era torpe, tonto o hasta un poco estúpido. Pero, ¿qué es un chorlito? Quizá te asombres al saber que se trata de un pájaro, un ave de unos 25 centímetros de largo, con patas largas, cuello grueso y un pico corto y robusto; el diseño del plumaje varía con las especies, aunque en él predominan los dorsos pardos o grises, vive en las costas y fabrica su nido en el suelo.

Se dice que esta ave no es muy inteligente que digamos, pues los cazadores afirman que cuando le disparan a una y ésta cae abatida, las demás se acercan a ver qué le pasó y así son atrapadas. Por eso a una persona que “no distingue la O por lo redondo” se le dice que tiene cabeza de chorlito.

La manga del muerto

Aunque en el habla popular mexicana esta expresión a menudo se acorta para quedar simplemente en “¡La maaaanga!”, la versión completa tiene su origen del otro lado del océano, en el Siglo de Oro español. Según algunas fuentes, esta frase —que se usa para expresar incredulidad ante justificaciones o explicaciones que resultan demasiado enredosas para ser ciertas— viene de la época de las comedias renacentistas de Cervantes, a finales de siglo XVI; en una de ellas, un actor tenía que meterse a un ataúd y hacerla de muerto, pero tuvo un ataque de comezón y empezó a rascarse. Al ver esto, la gente empezó a señalar “¡La manga del muerto, la manga del muerto!” y la expresión se quedó como un sinónimo de algo que está fuera de lugar y no viene al caso… como un muerto que se rasca.