Todos conocemos —o eso queremos pensar— el Himno Nacional Mexicano, ese que cantábamos todos los lunes en las ceremonias cívicas de las primarias. Pero entre la gente se habla de piezas musicales que son como “segundos himnos” que nos representan ante el mundo, tales como el “Huapango” de Moncayo, el “Cielito lindo” o la pieza que nos ocupa en esta ocasión: el “Jarabe tapatío”. ¿Cuál es el origen y la historia de esta reconocido baile regional, y por qué se le llama jarabe, si no es medicinal?
A continuación, una breve semblanza a una de las composiciones más famosas y más sentidas por todos los mexicanos, así como algunos datos curiosos sobre ella.
TE RECOMENDAMOS: “México lindo y querido”: historia de la canción inmortalizada por Jorge Negrete.
Empecemos aclarando una cosa: tanto la danza regional que se baila en parejas, un hombre y una mujer, como la música que la acompaña, se conocen como Jarabe tapatío. La vestimenta consiste en traje de charro, para el hombre, y traje de “china poblana” para la mujer, con su falda de vuelos y listones adornando el cabello. La danza empieza con él tirando al piso el sombrero de ala ancha y empezando a bailar alrededor del mismo, imitando los cortejos que buscan conquistar a la pareja, la cual al principio lo rechaza, pero al final levanta el sombrero y con él cubre el beso final con el que se sella el romance.
Al respecto de su origen, existen muchas versiones: hay quienes afirman que se bailó por primera vez en el siglo XVIII, en el Teatro Coliseo de la Ciudad de México, aunque la mayoría concuerda en que es de origen jalisciense —nomás hay que ver el nombre, ¡faltaba más!— y que surgió a finales del siglo XIX, o bien, a principios del siglo XX, tal vez durante la Revolución Mexicana. Lo que sí es un hecho es que la música que conocemos actualmente la compuso el maestro Jesús González Rubio en 1924.
Cabe mencionar que algunas de las posibles influencias que dieron origen al Jarabe tapatío son el jarabe gitano, proveniente de la región de Andalucía, en España, así como el Jarabe gatuno, un baile virreinal que en su tiempo causaba escándalo entre las clases altas y que incluso fue prohibido por el virrey Felix Berenguer a principios del siglo XIX; además, están diversos sones mexicanos y algunas danzas indígenas, las cuales se fusionaron para formar una especie de unidad de estilos tradicionales y así crear una danza que representara a la Nación entera.
Sobre la denominación de “jarabe”, existen dos probables explicaciones: una sostiene que esta palabra, que alude a la sustancia espesa y almibarada que se prepara con caramelo o con frutas, se refiere a la dulzura que derraman las parejas de baile, pues —como ya dijimos— la danza representa un cortejo como el de las aves, el que al final llevaría al apareamiento —no por nada los “jarabes” se prohibieron en la mojigata Colonia—; la otra versión dice que esto obedece a que es una composición compuesta por varias piezas musicales.
Así es: si ponemos atención, nuestro “Jarabe tapatío” consiste de varias frases y ritmos musicales, las cuales van subiendo de intensidad. Estas son, en orden de interpretación: “El son del atole”, “El son del palomo” donde se imitan los movimientos de cortejo de estas aves, “La jarana yucateca”, “El jarabe moreliano” y, por último, la muy conocida “Diana”, que es la que remata el baile. Acá te dejamos un video para que puedas disfrutar de esta mexicanísima interpretación: