México, tierra de color, alegría y tradiciones únicas, es conocida en todo el mundo por sus festividades y conmemoraciones, y una de las que más destaca es el Día de Muertos. Y en el centro de esta festividad se encuentra un ícono inconfundible: la Catrina, una calavera de mujer elegantemente vestida que usa sombrero y nos sonríe, —a veces usando vestidos del siglo XIX—, cuyo origen está ligado a la historia de México y al trabajo del talentoso ilustrador José Guadalupe Posada.
Conozcamos el verdadero origen de la Catrina, algo bueno que conocer en estos días en que todo mundo luce caras blancas, ojeras y huesos pintados, como si estuvieran dando vida a las famosas calaveras que el grabador inmortalizó:
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José Guadalupe Posada fue un ilustrador y grabador mexicano que vivió a finales del siglo XIX y principios del XX. Su trabajo contribuyó de manera significativa a la cultura visual de México y fue un exponente destacado de la crítica social a través del grabado. Posada creó una variedad de ilustraciones para periódicos y panfletos de la época, en los que se informaba de calamidades, crímenes y asesinatos; pero lo que lo hizo famoso fueron las calacas, que son figuras de esqueletos que a menudo acompañaban versos humorísticos y críticos llamados calaveras. Estos versos eran críticas satíricas de la sociedad y la política de la época, una forma de expresar de manera audaz y humorística las injusticias y desigualdades que observaba.
El origen de La Catrina se encuentra justamente en una de estas obras, que terminó siendo la más emblemática de Posada, titulada “La Calavera Garbancera”. Esta ilustración presentaba a una dama esquelética elegantemente vestida con un sombrero de plumas. En esta figura se burlaba de la clase alta mexicana que, a pesar de su herencia indígena, anhelaba adoptar costumbres europeas y negaba sus raíces culturales. La palabra garbancera se utilizaba para referirse despectivamente a los mexicanos que, imitando a los españoles, despreciaban los frijoles por considerarlos “comida del pueblo” y consumían garbanzos.
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La Calavera Garbancera se convirtió en una crítica visual aguda de la hipocresía social y cultural de la época. Posada usó su ingenio y arte para señalar la ironía de aquellos que se veían a sí mismos como elegantes y europeos, pero que en realidad estaban “en los huesos”, pero gastando su poco dinero en ropajes caros para aparentar un estilo de vida aristócrata.
La Calavera Garbancera ganó aún más popularidad cuando el famoso pintor Diego Rivera la recreó en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en el que Rivera transformó la figura convirtiéndola en La Catrina —femenino de la palabra catrín, que era una forma popular despectiva para referirse a los hombres bien vestidos—, vistiéndola con un elegante vestido europeo que le daba una una apariencia más sofisticada… pero aún así seguía en los huesos.
Con el tiempo, La Catrina se convirtió en en el icónico símbolo del Día de los Muertos, una festividad que celebra y honra el regreso de los seres queridos. Su figura de La Catrina pareciera recordarnos que, al final, todos acabaremos igual que ella pues, como decía el verso que originalmente acompañaba a la distinguida huesuda, sin importar lo que hagamos todos acabaremos siendo deformes calaveras.