Antes de 1848, el territorio nacional de México se extendía hacia el norte hasta abarcar los actuales estados de California, Texas, Nuevo México y partes de Arizona. Pero tras la Primera Intervención Estadounidense, en 1848, nuestro país terminó cediendo aproximadamente la mitad de su superficie. Aquí te contamos este episodio, uno de los más tristes de nuestra historia y que curiosamente se le achaca a la mala administración de Antonio López de Santa-Anna.
Recordemos que la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848) incluye episodios como la Gesta Heroica de los Niños Héroes, la Batalla de Churubusco y el acto heroico del Batallón de San Patricio, que eran mercenarios al servicio de los EU y que terminaron pasándose al bando mexicano.
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La Intervención Estadounidense en México fue una continuación de la Guerra de Texas —originalmente una provincia mexicana que decidió independizarse, con el reconocimiento de los Estados Unidos, que después terminaron anexándosela— y se debió a la política expansionista del país vecino del norte.
En agosto de 1845, el entonces presidente James K. Polk ordenó al general Zachary Taylor llevar un ejército a la frontera de Texas con México para que se estableciera en Corpus Christi y, a principios de 1846, Taylor recibió órdenes de marchar con su ejército hasta el Río Bravo. El 24 de abril de 1846 se produjo un enfrentamiento entre las tropas de EU y las mexicanas, lo que propició que los Estados Unidos declararan la guerra a México el 13 de mayo de 1846.
Luego de meses de hostilidades, el 14 de septiembre de 1847 la Ciudad de México fue entregada al general estadounidense Winfield Scott, quien había entrado con sus tropas a la Plaza de la Constitución. En enero de 1848, el presidente interino Pedro María Anaya trasfirió el poder a Manuel de la Peña y Peña, quien siendo consciente de que era imposible seguir la guerra ante la falta de recursos económicos, la división en el país y la desordenada situación del ejército, formó una comisión para acordar la paz con Nicholas P. Trist, representante de los Estados Unidos de América.
El 2 de febrero de 1848, reunidos en la Villa de Guadalupe Hidalgo —entonces una pequeña ciudad aledaña al cerro del Tepeyac, hoy absorbida por la alcaldía Gustavo A. Madero de la Ciudad de México—, ambas partes llegaron a un acuerdo. En el interior de un convento que se halla a espaldas de la Basílica Vieja, firmaron el “Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América” * * también conocido como Tratado de Guadalupe Hidalgo.
Según los términos del Tratado, México cedió el 55 por ciento de su territorio, incluyendo los estados actuales de California, Nevada, Utah, Nuevo México, las mayores partes de Arizona y Colorado, y partes de las actuales Oklahoma, Kansas y Wyoming, a los Estados Unidos. Por si fuera poco, México renunció todas sus reclamaciones a Texas y reconoció el Río Grande o Río Bravo como la frontera sur con Estados Unidos.
Por parte de México, los firmantes del Tratado fueron don Bernardo Couto, don Miguel Atristáin y don Luis Gonzaga Cuevas; por parte de los EUA, el enviado plenipotenciario fue Nicholas Trist. Como parte de los acuerdos, los Estados Unidos pagaron a México $15,000,000 “en consideración de la extensión adquirida por las fronteras de Estados Unidos” y acordó pagar las deudas que el gobierno mexicano le debía a ciudadanos estadounidenses.