Rosario Alicia Castellanos Figueroa, mejor conocida simplemente como Rosario Castellanos, nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México y fue una destacada escritora, poeta y diplomática mexicana que dejó una profunda huella en la literatura y la lucha por los derechos de las mujeres y los pueblos indígenas. Tristemente, su vida fue truncada en un accidente en Tel Aviv, Israel, el 7 de agosto de 1974. Aunque su vida fue corta, su legado sigue vivo a través de sus escritos y su influencia en la lucha por los derechos humanos.
Conozcamos un poco de la biografía de esta notable poeta, escritora y embajadora de México ante el extranjero, así como los detalles que rodearon su irreparable y fortuita muerte, mientras ejercía la labor diplomática en el Medio Oriente.
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Los padres de Rosario Castellanos fueron Ricardo Castellanos, un funcionario público mexicano, y Blanca Mestre Giner, de ascendencia española. Rosario nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México como la primogénita de esta pareja, pero al poco tiempo fue enviada a vivir en la hacienda de la familia en Comitán de Domínguez, Chiapas, donde fue criada por su nana Rufina, quien la puso en contacto con la cultura maya de la región de los Altos de Chiapas.
Desde temprana edad, Rosario demostró su pasión por la palabra escrita. Desarrolló un amor por las letras y la poesía que la acompañaría a lo largo de su vida. Estudió Literatura y Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se destacó no solo por su inteligencia, sino también por su compromiso con la justicia social y su defensa de los derechos humanos.
La pluma de Castellanos se convirtió en un instrumento poderoso para abordar temas como la discriminación, la opresión de género y la desigualdad social. Su poesía y prosa reflexionaban sobre la identidad, la violencia y la marginalización de los pueblos indígenas en México. Obras como Balún Canán, una novela que explora las tensiones raciales en el sureste de México, y Oficio de tinieblas, que destaca el papel de las mujeres en la sociedad, le ganaron el reconocimiento no solo en México, sino a nivel internacional.
Además de su carrera literaria, Rosario Castellanos también fue una figura influyente en la diplomacia. Trabajó en diversas embajadas mexicanas, lo que le permitió conocer otras culturas y ganar una perspectiva más amplia sobre las injusticias y desigualdades en el mundo. Su compromiso con la justicia social se reflejó en su labor diplomática, donde abogó por los derechos de las mujeres y las minorías.
Su muerte
La poeta falleció el 7 de agosto de 1974 en un trágico accidente, mientras desempeñaba su cargo como embajadora de México en Israel en ese momento. El incidente ocurrió en su residencia oficial en Tel Aviv, donde se encontraba organizando una reunión literaria. Una versión dice que mientras ajustaba un aparato eléctrico en su baño, sufrió una descarga eléctrica que le causó la muerte; otra versión afirma que mientras se bañaba salió a contestar el teléfono y mojada pisó el cable pelado de una lámpara, recibiendo una descarga eléctrica que le quitó la vida.
Su prematura muerte fue un shock para la comunidad literaria y para México en general, ya que perdió a una de sus voces más influyentes y comprometidas. Por su labor diplomática y literaria, sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres. Rosario Castellanos dejó una marca indeleble en la literatura y en la búsqueda de un mundo más justo. Su capacidad para abordar cuestiones profundas con una pluma poética y aguda la convierte en una figura inmortal en la historia de México y en la conciencia de quienes luchan por la igualdad y la equidad en todo el mundo.