Ya sea en avión, en camión o en nuestro propio auto; en pareja, con amigos, la familia o en solitario; a las playas, las ciudades, los Pueblos Mágicos, a sitios arqueológicos o a las maravillas naturales de México —o incluso hasta dentro de nuestra propia ciudad o estado—, a todos nos gusta viajar. Pero, bien lo sabemos, a veces nuestra economía no es la mejor y hacer un viaje parece un sueño inalcanzable; por eso, aquí te dejamos cinco consejos para viajar sin gastar demasiado, los cuales podrán ayudarte a romper la monotonía y conocer lugares y personas nuevas.
Todo se resume en tres ideas: planeación, paciencia y tolerancia, pues aunque resulta encantadora la idea de simplemente hacer maletas y salir hacia donde nos lleve el viento, a veces eso genera decepciones y gastos imprevistos o excesivos.
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Vuélvete expert@ en cazar ofertas
Una de las ventajas de vivir en la década de 2020 es que tenemos acceso a muchísima información en internet. Así, aprende a navegar en agencias de viajes y de venta de boletos en línea como BestDay, PriceTravel, Despegar.com y otras, así como en organizadoras de tours y páginas de ofertas turísticas tales como Trivago y Expedia. De igual forma, puedes estar a la caza de descuentos y paquetes “todo incluido” en líneas aéreas y de autobuses. Lo que también te recomendamos es leer muchos comentarios de usuarios que previamente han usado estos servicios, pues la buena o mala reputación es muy difícil de ocultar. También es útil planear tu viaje en temporada baja —es decir, no en Semana Santa, fin de año o durante las vacaciones de verano—, o incluso evitar los fines de semana, pues es más fácil encontrar tarifas más económicas en estos días, tanto en transportación como en hospedaje.
Compra y reserva con anticipación
Otra idea útil se basa en la planeación, pues tanto los hoteles como muchas aerolíneas, agencias de viajes y líneas de autobuses ofrecen descuentos importantes por compra anticipada, o pagos a mensualidades sin intereses con tu tarjeta de crédito. Eso sí: toma en cuenta que debes estar muy seguro de que podrás viajar en esas fechas —apartando, por ejemplo, tus días de asueto o vacaciones con tus jefes con la anticipación suficiente—, pues en el caso de que por un imprevisto no puedas efectuar tu viaje, será muy difícil obtener un reembolso o cambiar de fecha o de condiciones del viaje o el hospedaje.
Lleva un presupuesto
Esto es más sencillo de lo que parece. Si eres de los que compra por impulso o no puede dejar de comprar “recuerditos” de cada lugar y para todos tus amigos o los miembros de tu familia, toma en cuenta que es justamente en estos “gastos hormiga” donde puedes terminar desfalcado. Para evitarlo, haz una simple suma de cuánto te costará el transporte —gasolina, casetas y comida, si viajas en auto; pasajes de ida y de regreso, así como taxis, si lo haces por tu cuenta—, el hospedaje y la alimentación —es útil informarse en cuánto andan los desayunos, comidas y cenas en el lugar a dónde irás—, y considera cuánto dinero más estás dispuesto a gastar por cada día. Sin duda, hay que llevar un “guardadito” para emergencias y no tiene nada de malo darse un lujo, que para eso es que uno trabaja; pero si la idea es no acabar pidiendo prestado después o formado en el Monte de Piedad para terminar de pagar el viaje.
Comparte gastos
Por simples matemáticas, resulta más económico viajar en parejas o en grupos pequeños, siempre que cada uno de los integrantes de la “excursión” aporten su parte proporcional. Por ejemplo, si viajas en auto, dividir los gastos en gasolina —cuyo consumo, sin duda, será un poco mayor si viajas con tres personas más, pero no al grado de triplicarse— y en casetas es una muy buena manera de abatir costos. De igual forma, los hoteles mexicanos en general tienen tarifas por habitación, de tal suerte que no importa si en una habitación doble entran una o dos personas, y este gasto se dividirá entre dos personas; algo similar sucede con, por ejemplo, habitaciones cuádruples: el costo final no es cuatro veces mayor al de una habitación sencilla.
Lo único que hay que considerar es que habrá que hacer ciertos sacrificios, como la falta de privacidad, y considerar si estás dispuesto o dispuesta, si es necesario, a compartir la cama con alguien. Y por último, recuerda lo que dice el refrán: “Si quieres conocer a alguien, viaja con esa persona”, así que echa mano de tu paciencia, pues no toda la gente tiene el mismo sentido de la prisa, de la puntualidad o del espacio personal, ni los mismo hábitos de higiene, sin contar que a veces los intereses pueden ser muy diferentes.
Salte de lo comercial
Esto es importante y, para explicarlo, pondremos un ejemplo práctico: si vas a San Miguel de Allende, desayunar en uno de los restaurantes que tienen vista a la Plaza Principal y a la famosa Parroquia de San Miguel Arcángel te puede salir hasta en 450 pesos por persona; pero si caminas un par de cuadras, sin necesidad de salir del centro de la ciudad, podrás encontrar buenos almuerzos hasta en menos de cien pesos. Así, si tu plan es ahorrar, elige los mercados en lugar de los restaurantes caros, o busca fondas limpias y agradables donde, además de comer barato, seguramente podrás probar platillos mucho más tradicionales —lo cual no obsta para que, dentro de tu presupuesto, puedas darte un gusto y regalarte una cena o una comida de lujo.
Lo mismo pasa con los hoteles: los más lindos, más céntricos y con mejores vistas suelen ser los más costosos, pero si estás dispuesto a caminar unas cuadras o a tener un poco menos de comodidades —por ejemplo, prescindir de que haya alberca, si en tus planes está conocer la ciudad o el pueblo, y no darte un chapuzón—, seguramente podrás ahorrar muchos pesos.