¿Es verdad que la Muralla China es visible desde el espacio?

Un rumor muy difundido afirma que la Gran Muralla de China es tan grande que puede ser vista desde el espacio exterior, ¿será cierto esto?

La Muralla China, también conocida como la Gran Muralla, es una magnífica construcción que consta de varios segmentos y que fue erigida a lo largo de varios siglos para defender a China de las invasiones. Su tamaño es tal que incluso se ha llegado a decir que la Muralla China es la única construcción hecha por el hombre que es visible desde el espacio exterior o, según otra versión, visible desde la Luna; aunque esta afirmación se ha repetido a lo largo de décadas y es reproducida en memes y páginas de internet que popularizan datos curiosos, vale la pena preguntarse si es cierto o se trata solamente de un mito o una falacia.

En Toño y su mariachi investigamos la verdad detrás de este rumor tan popular en internet y encontramos una explicación lógica a todo ello, además del origen de esta afirmación tan popular. Aquí te la compartimos…

TE RECOMENDAMOS: Santa Sofía: la Catedral y mezquita de Estambul, Turquía.

La Gran Muralla China es una construcción monumental fortificada que bordea el territorio chino y fue elevada con la finalidad de proteger al Imperio Chino de las incursiones militares mongolas y de las tribus xiongnu. Se calcula que en total, desde la frontera con Corea y hasta el desierto de Gobi, mide poco más de 21 mil kilómetros de longitud, con una altura promedio de entre 6 y 7 metros, por entre 4 y metros de ancho. Su construcción tomo siglos, pues se estima que los primeros tramos se erigieron en el siglo V a.C. y los últimos se levantaron alrededor del siglo XVI; actualmente, sólo se conserva el 30 por ciento de las construcción originales y son una de las atracciones más visitadas por los turistas extranjeros.

Dado su enorme tamaño, mucho se ha dicho que es la única construcción hecha por el hombre que es visible desde el espacio, e incluso hay versiones que sostienen que puede verse desde la superficie de la Luna. A pesar de lo espectacular que puede sonar todo esto y de las múltiples veces que se ha repetido en diversos medios, la afirmación es falsa… al menos para el ojo desnudo de un astronauta.

Rastreando el origen del mito, el primer registro por escrito data del año 1938, en el libro Second Book of Marvels: The Orient, del autor Richard Halliburton. En ese volumen, Halliburton —quien era un aviador, escritor y aventurero que viajaba por el mundo y ganó fama escribiendo lo que veía en sus fantásticos recorridos— hizo la mencionada afirmación sobre la Muralla China, y aunque quizás él no fue el autor de la misma, sí se encargó de popularizarla en el inconsciente colectivo… aunque, desde luego, estamos hablando de que la primera expedición tripulada tocó la superficie lunar en 1969, por lo que no sabemos en qué se basó el escritor para su popular afirmación.

Como es de suponerse, las diversas misiones espaciales de la NASA que se posaron en nuestro satélite natural desmintieron a Halliburton, diciendo que a esa enorme distancia no era posible distinguir una construcción que medía solamente 4 o 5 metros de ancho. Así que no: definitivamente no puede verse desde la Luna. E incluso sobrevolando a menos de 200 kilómetros de altura, en una órbita en torno a la Tierra —como es el caso de la Estación Espacial Internacional—, la Gran Muralla tampoco es perceptible, en parte debido a que sus materiales son prácticamente del mismo color del entorno, cosa que no sucede con carreteras o con otras grandes obras de ingeniería. Según explica la página de la NASA, incluso el astronauta chino Yang Liwei no fue capaz de ver su monumento nacional.

La única forma de visualizar la Gran Muralla China desde el espacio es valiéndose de un radar: así fue que los astronautas a bordo del transbordador espacial Endeavour pudieron captar, al fin, a la Muralla desde el espacio. La moraleja de todo esto parece ser que uno no debe creer todo lo que lee en internet… o en libros que afirman cosas que no pudieron ser comprobados al momento que se escribieron.