Desde el siglo XVI, una iglesia ubicada en la ciudad italiana de Turín resguarda un lienzo de lino de poco más de 4 metros de largo y uno de ancho, y que tiene la imagen de un hombre que muestra las heridas propias de la crucifixión. Para los creyentes, se trata de la Sábana Santa, también conocida como el Santo Sudario de Turín, la cual supuestamente fue el trozo de tela con el que fue envuelto el cadáver de Cristo tras su muerte y que muestra lo que sería el auténtico rostro de Jesús.
A pesar de casi cinco siglos de culto y adoración, los expertos e historiadores aún no se ponen de acuerdo sobre su autenticidad. Por eso, nos preguntamos: ¿realmente fue el Sudario de Turín el lienzo fúnebre que cubrió el cuerpo de Cristo en la tumba?
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Veamos: el Santo Sudario o la Sábana Santa de Turín es un lienzo de lino que durante siglos se ha adorado como el manto funerario de Jesucristo. Desde 1578 se conserva en la Capilla Real de la Catedral de San Juan Bautista en Turín, Italia. Mide 4.3 metros de largo y 1.1 metros de ancho, y presenta dos imágenes de color marrón tenue que corresponden a la parte posterior y la frontal de un hombre demacrado, de ojos hundidos y de 1.70 metros de estatura, como si el cuerpo hubiera sido colocado a lo largo de la mitad del sudario mientras que la otra mitad se hubiera doblado sobre la cabeza para cubrir toda la parte delantera del cuerpo desde la cara hasta los pies.
Las imágenes contienen marcas y heridas que, supuestamente, corresponden a las heridas de crucifixión de Jesús, incluyendo marcas de espinas en la cabeza, laceraciones como de azotes en la espalda, hematomas en los hombros y varias manchas de lo que se presume es sangre. No hay que confundir la Sábana Santa de Turín con el Velo de la Verónica, que se representa en el Vía Crucis como un trozo de tela en el que se imprimió el rostro de Cristo durante su camino hacia el Calvario.
La Sábana Santa salió a la luz por primera vez en 1354, en manos del famoso caballero Geoffroi de Charnay, señor de Lirey. En 1389, cuando se exhibió, fue denunciado como falso por el obispo local de Troyes, quien declaró que “estaba “pintado mañosamente”. Años después, el antipapa de Aviñón, Clemente VII —que ejerció su pontificado entre 1378 y 1394—, aunque se abstuvo de expresar su opinión sobre la autenticidad del sudario, aprobó su uso como objeto de devoción siempre que se exhibiera como una “imagen o representación” del verdadero sudario. A pesar de eso, los papas posteriores dieron por sentada su autenticidad.
Desde finales del siglo XIX se han aplicado al Santo Sudario análisis académicos que intentan utilizar métodos científicos para probar o refutar su autenticidad. En 1898 se observó que las imágenes en tonos sepia del sudario parecían tener el carácter de negativos fotográficos más que de positivos, revelando más detalles al ser contemplados en negativo.
A partir de la década de 1970, se realizaron pruebas para determinar si las imágenes eran el resultado de pinturas u otros pigmentos, quemaduras u otros agentes; Ninguna de las pruebas resultó concluyente. En 1988, el Vaticano proporcionó a tres laboratorios de diferentes países trozos de tela de lino del tamaño de un sello postal; tras someter estas muestras a datación por carbono 14 —un método científico que sea usa para estimar la antigüedad de objetos con fibras orgánicas—, los tres laboratorios concluyeron que la tela del Santo Sudario se había confeccionado en algún momento entre 1260 y 1390. Sin embargo, algunos científicos plantearon dudas sobre la metodología de los investigadores.
Al recibir los resultados de las pruebas, el Vaticano alentó a los científicos a realizar más investigaciones sobre la autenticidad del sudario y recomendó que los cristianos siguieran venerando a la Sábana Santa como una imagen inspiradora de Cristo y no como el auténtico lienzo donde fue envuelto su cuerpo hace dos mil años. Y tú, ¿qué opinas de esta reliquia religiosa?