Se encuentra en la cima del Chapultepec, es decir del “cerro del chapulín” en lengua náhuatl, el primer sitio donde se estableció el pueblo mexica a su llegada al Valle de México y desde donde, ya establecido el Imperio, acarreaban el agua potable hacia Tenochtitlan. Después, durante la Colonia, un virrey mandó construirlo y, aunque nunca lo ocupó, quedó listo para convertirse en colegio militar, palacio imperial, residencia presidencial y museo nacional. Conozcamos la historia del Castillo de Chapultepec.
Dicha construcción preside el bosque de Chapultepec, uno de los pulmones naturales de la Ciudad de México ubicado en el norponiente, donde existen otros importantes museos como el Museo Nacional de Antropología, el de Arte Moderno y el Museo Rufino Tamayo.
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El Castillo de Chapultepec es una espléndida construcción de finales del siglo XVIII, diseñada como casa de descanso por órdenes del virrey de la Nueva España. A lo largo del tiempo, sin embargo, el edificio se ha modificado varias veces en función de sus distintos usos: fue sede del Colegio Militar, escenario de batallas durante la Intervención Estadounidense —entre ellas, la Gesta Heróica de los Niños Héroes—, residencia imperial de Maximiliano y Carlota, residencia de algunos presidentes de México, como Porfirio Díaz, y finalmente se declaró museo. Así, a historia del Castillo de Chapultepec puede dividirse en cinco etapas:
Virreinato
En la época del segundo virrey de la Nueva España, Don Luis de Velasco, entre 1550 y 1564, se construyó una casa de descanso en el cerro de Chapultepec, donde los virreyes que llegaban desde España se quedaban un tiempo antes de entrar triunfalmente a la Ciudad de México. Pero, con el paso de los años, este lugar quedó abandonado y sufrió daños por una explosión cercana.
En 1785, por órdenes del virrey Bernardo de Gálvez (1746-1786), se comenzó a construir un nuevo palacio en la misma cima; la obra comenzó, pero se detuvo debido a problemas financieros y a la muerte del virrey, así que la Corona española decidió subastar el edificio. El Ayuntamiento de la Ciudad de México lo adquirió en 1806 y, debido a la Guerra de Independencia (1810-1821) el edificio quedó en parcial abandono.
Colegio militar
Fue en 1833 cuando se tomó la decisión de convertir el entonces abandonado palacio de Chapultepec en la sede del Colegio Militar. En 1841 se iniciaron las obras de reconstrucción del edificio y se hicieron adaptaciones incluyendo un torreón o “Caballero Alto” en la parte más alta del cerro , lo que le dio el aspecto de fortaleza militar. Fue entonces cuando se le comenzó a llamar Castillo. Los días 12 y 13 de septiembre de 1847, el Colegio resistió el bombardeo del ejército estadounidense que le causó graves daños, y fue escenario de la Gesta Heroica de los Niños Héroes.
Años después, el Castillo fue reconstruido y ocupada por primera vez como residencia del Poder Ejecutivo mexicano: Miguel Miramón, un ex alumno del Colegio Militar y mandatario interino del bando conservador, eligió al Castillo como residencia presidencial durante su periodo.
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Palacio imperial
El Alcázar adquirió su aspecto actual cuando el archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo y su esposa, la princesa belga Carlota, residieron en el Castillo entre 1864 y 1867, durante el Segunda Imperio Mexicano. El inmueble fue acondicionado como palacio por el arquitecto mexicano Ramón Rodríguez Arangoity y los jardines fueron rediseñados por el botánico austriaco Wilhelm Knechtel. El castillo se ajuareó con cristalería, vajillas y mobiliario finísimo traído de Europa.
Los emperadores Maximiliano y Carlota eligieron como aposentos las habitaciones de la planta baja que miraban hacia el Oriente: hacia la Ciudad de México —recordemos que en aquel entonces Chapultepec estaba a las afueras—, el lago de Texcoco y los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl; razón por la cual mandaron construir una terraza panorámica frente a sus habitaciones.
Residencia presidencial
De 1878 a 1883, en el Castillo se alojó el Observatorio Astronómico, Meteorológico y Magnético, pero pronto cambió de sede porque regresó el Colegio Militar y el Castillo se adaptó como residencia presidencial: sus lujosas habitaciones fueron ocupadas por Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez.
Fue el presidente Díaz quien decidió convertir al bosque que rodeaba al Castillo en un parque para la ciudadanía: por ellos e trazaron calzadas y riachuelos, se instalaron esculturas y fuentes, un jardín botánico y kioscos, y se creó el lago artificial donde hasta hoy se divierten las familias mexicanas. También se instaló en el Castillo el gran vitral en la terraza oriente de la planta alta del Alcázar, el cual se conserva hasta la fecha.
Museo
Finalmente, mediante decreto presidencial, el general Lázaro Cárdenas dispuso en 1939 que el Castillo, ubicado en la parte más alta del Bosque de Chapultepec, funcionara como Museo Nacional de Historia, dedicado a resguardar colecciones y objetos de personajes de la historia de México. El inmueble abrió sus puertas con tal propósito el 27 de septiembre de 1944, y a la fecha es uno de los museos más visitados del país.