Las tías solteras, las que “no salen ni en rifa”, los solterones empedernidos y cualquier persona que quiera conseguir novio, esposa o al menos una pareja, ha oído hablar de que, para librarse de la soledad, hay que poner de cabeza a San Antonio de Padua —o, al menos a una imagen de este santo—; si te has preguntado cuál es el origen de esta costumbre o creencia… pues nosotros también, por eso la investigamos y aquí te compartimos lo que descubrimos.
Recuerda que, aunque la ciencia no avala estas prácticas y la razón nos dice que no son ciertas, forman parte del folclor y de la religiosidad del pueblo mexicano, así que vale la pena estudiarlas y averiguar sus orígenes, que muchas veces resultan fascinantes.
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San Antonio de Padua fue un sacerdote franciscano nacido en Lisboa, Portugal, en el año de 1195, y murió en la ciudad italiana de Padua el 13 de junio de 1231, razón por la cual ese día se celebra su fiesta. Además de santo, se le considera Doctor de la Iglesia y su canonización tuvo lugar apenas un año después de su muerte. Se le considera patrón de las mujeres estériles, los pobres, los viajeros, los albañiles, los panaderos y los papeleros.
A pesar de todos los milagros que hizo en vida, de su asombrosa capacidad de predicación y de los miles de devotos que tiene en todo el mundo, en México a San Antonio se le conoce más por otra razón, que es bastante mundana, pues se piensa que “ponerlo de cabeza” —es decir, voltear boca abajo una imagen de bulto o de papel del santo— ayuda a conseguir novio, novia, cónyuge o pareja. Y uno se pregunta: ¿cuál es el origen de esta creencia?
Escarbando un poco en la biografía de San Antonio de Padua, vemos que fue un santo que, en vida, a través de la fe ayudó a múltiples parejas que tenían dificultades en su matrimonio mediante oraciones y consejos de buen cristiano. Además, ayudaba a las chicas pobres y solteras a conseguir su “dote”, que era una cantidad de dinero o de bienes que se entregaba al futuro marido a cambio del matrimonio y que hace siglos era un impedimento serio para quienes no podían cumplir con él.
Existe un caso en particular en el que San Antonio, de forma generosa y casi milagrosa, regaló trece monedas de oro a las hijas de un hombre muy pobre que, como no tenía para la dote, vivía afligido porque sus hijas no podrían casarse ni tendrían quien viera por ellas cuando él muriera. Esta es una de las razones por las que se cree que se le relaciona con la posibilidad de conseguir marido, y el ponerlo “de cabeza”, según algunos, es para ponerlo en una situación de incomodidad y “forzarlo” a hacerlo de manera expedita, pues la tradición reza que no se debe voltear sino hasta conseguir la pareja.
De hecho, la tradición completa dice que para que el ritual surta efecto la joven soltera —porque normalmente son mujeres quienes recurren a él, pero no se descarta a los solteros— debe reunir trece monedas, que deben ser regaladas por trece personas diferentes, las cuales serán ofrecidas a San Antonio para que que socorra e interceda en tal petición. A pesar de lo famosa que es esta práctica, desde hace décadas la Iglesia Católica la ha condenado, argumentando que no es la forma correcta de conseguir marido.
¿Y tú qué piensas? ¿Has puesto alguna vez de cabeza a San Antonio, para conseguir novio, novia o marido?