Mucha gente alrededor del mundo ha admirado por siglos los famosos murales pintados por Miguel Ángel Buonarroti en los muros y los techos de la Capilla Sixitina, en la Ciudad del Vaticano. Pero, ¿sabías que en México también existe un templo con frescos religiosos tan hermosos que ha sido apodada “la Capilla Sixtina de México”. Claro: nos referimos al Santuario de Jesús Nazareno, en Atotonilco, Guanajuato, que se encuentra a unos kilómetros de la ciudad de San Miguel de Allende.
Hagamos un recorrido visual por esta joya del barroco mexicano y conozcamos un poco de su historia, así como del autor de estas maravillas pintadas en sus muros y techos, que le han valido la admiración de millones de visitantes nacionales y extranjeros.
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El Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco es un templo barroco que fue construido durante el siglo XVIII en el actual estado de Guanajuato. Se encuentra ubicado a escasos 14 kilómetros de la famosa y turística ciudad de San Miguel de Allende en el estado mexicano de Guanajuato. Además de su importancia artística, cultural y religiosa, el Santuario de Atotonilco es conocido por un episodio clave en la historia de la Independencia de México, cuando el cura Miguel Hidalgo y Costilla tomó un estandarte con la imagen de Virgen de Guadalupe como bandera del ejército insurgente.
En lengua náhuatl, Atotonilco significa “lugar de agua caliente” ya que muy cerca del Santuario (a 1 Kilómetro) antiguamente había una gran cantidad de manantiales de aguas termales con propiedades curativas que eran conocidas desde la época prehispánica. Pero como era un sitio donde se practicaba la promiscuidad sexual yera propicio para los asaltos, todo ello motivó la construcción del Santuario y de la Casa de Ejercicios.
Su construcción se inició en el siglo XVIII bajo la dirección del sacerdote Luis Felipe Neri de Alfaro, quien buscaba construir una iglesia semejante de la del Santo Sepulcro de Jerusalén. Así, la edificación del Santuario y sus capillas tuvo lugar entre los años 1740 y 1776, cuando el padre Alfaro vivió allí. Sólo le faltó concluir la capilla de la Santa Escuela.
La iglesia está compuesta por una nave principal, siete capillas —del Calvario, del Santo Sepulcro, de Loreto, del Santo Cenáculo, de la Purísima, de Belén y del Rosario—, una sacristía y seis camarines, el más importante de los cuales se llama Camarín de los Apóstoles y es un espléndido espacio con una bóveda circular que despliega figuras de bulto de los doce apóstoles de Jesús. Las capillas están decoradas con cuadros del famoso pintor novohispano Juan Rodríguez Juárez.
Según la tradición, el día 3 de mayo de 1740, Día de la Santa Cruz, el padre Alfaro se preparaba para trazar los cimientos del Santuario cuando se dejaron ver tres arco iris. En la Biblia, el arco iris es un símbolo de reconciliación de Dios con los hombres, como el que apareció cuando terminó el Diluvio Universal. La señal se tomó como la confirmación del compromiso de conducirse rectamente frente a la alianza divina.
En el todo el interior, las paredes y los techos del Santuario de Jesús Nazareno y sus capillas hay una enorme cantidad de murales pintados al temple —y algunas pinturas de caballete, montadas en los muros— que decora todo, cubriendo casi por completo las bóvedas, las cúpulas, las linternillas y los muros casi hasta el suelo, en forma tal que casi no es posible encontrar una superficie sin decoración.
La decoración de la nave principal del Santuario está organizada en tramos divididos por arcos, en los cuales se escribieron los versos del padre Alfaro relativos a las escenas pintadas en cada una de las bóvedas. Cada fragmento triangular está ocupado por una representación o alguna alegoría relativa a la Pasión de Cristo.
La importancia del Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco quedó manifiesta el 8 de julio de 2008, cuando la UNESCO incluyó la obra arquitectónica y sus pinturas dentro de su lista del Patrimonio de la Humanidad. Para esta institución, “su arquitectura y decoración testimonia la influencia de la doctrina de San Ignacio de Loyola”.