José Clemente Orozco nació el 23 de noviembre de 1883 en Zapotlán el Grande —hoy Ciudad Guzmán—, Jalisco. Es considerado uno de los más grandes muralistas mexicanos y, junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, uno de los “tres grandes” de este arte monumental. Sus obras murales se encuentran en edificios de la Ciudad de México, Guadalajara y otras ciudades del mundo, y casi siempre se enfocan en temas sociales, en injusticias y en la historia del campo mexicano.
Conozcamos algunas de las mejores obras y de los murales más famosos de José Clemente Orozco, “el hombre que nunca sonrió” —como lo describió alguna vez el poeta Octavio Paz.
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La trinchera (1926)
Colegio de San Ildefonso; CDMX
Este mural es uno de las más representativos de José Clemente Orozco. Se observan tres hombres en diagonal que caen apoyados en sus cuerpos contra el bloque de piedra que les sirve de parapeto. La composición expresa la tensión, la fuerza y el dolor de la batalla revolucionaria. El manejo de las luces y las sombras, y de los tonos rojos sugiere al espectador el fuego y la sangre de la contienda.
Hombre en llamas (1935-1939)
Hospicio Cabañas; Guadalajara, Jal.
José Clemente Orozco realizó una serie de murales en la capilla mayor del Hospicio Cabañas, en la ciudad de Guadalajara, capital de su estado natal. En ellos, combinó su arte plástico con la crítica social a través de la representación de la historia de México desde los tiempos prehispánicos hasta lo que en aquel entonces era el presente: las primeras décadas del siglo XX. El más conocido de ellos es El hombre en llamas, pintado en la cúpula de la capilla. Por su importancia artística, histórica y arquitectónica, el Hospicio Cabañas fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Khatarsis (1934)
Museo del Palacio de Bellas Artes; CDMX
Este mural es una dura crítica contra la guerra, la industrialización y las políticas de masas de la era moderna. La escena central muestra una pelea entre dos hombres, aludiendo a la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, que se funde con armas de alto calibre, máquinas, cuerpos acribillados y una multitud que protesta. La decadencia y la hipocresía moral se simbolizan a través del cuerpo de las prostitutas, y las llamas en la parte superior simbolizan el fuego purificador que dará origen a una nueva sociedad.
Prometheus
Pomona College; Claremont, Cal.
Este mural, que representa al titán de la mitología griega robando el fuego para entregárselo a los hombres, fue comisionado a Orozco por este colegio de artes liberales en Estados Unidos. El jalisciense se trasladó a California y vivió en el colegio durante los dos meses que duró la obra. Hasta hoy, el mural preside el refectorio —algo así como la cafetería— de la institución, cuyo edificio fue diseñado por el arquitecto Sumner Spaulding, mismo que comisionó la obra.
Omnisciencia (1925)
Casa de los Azulejos; CDMX
OMNICIENCIA
— FMX Festival del Centro Histórico (@FestivalMexico) March 29, 2015
Mural ubicado en el cubo de la escalera, pintado por José Clemente Orozco en 1925. pic.twitter.com/H3AAoga3Zy
Este mural lo conocen todos quienes hayan visitado el afamado restaurante de la tienda de los búhos que se ubica en esta casa histórica, pues es una vista obligada cuando uno se dirige a los sanitarios del establecimiento. Fue una de las primeras obras murales de Orozco y presenta dos figuras femeninas y una masculina, que simboliza a una de las Tres Gracias de la antigüedad, que son custodiados por dos gigantes.