El 20 de noviembre de 1910, Francisco I. Madero llamó al pueblo mexicano a levantarse en armas contra el dictador Porfirio Díaz y, así, dio inicio a la Revolución Mexicana. Poco después, Díaz salió al exilio y hubo elecciones donde el propio Madero resultó vencedor y se convirtió en presidente de México. No obstante, bastaron un par de años para que un grupo de militares diera un golpe de estado y que tanto el primer mandatario como su vicepresidente, José María Pino Suárez, fueran apresados, obligados a renunciar y, poco después, asesinados a traición el 22 de febrero de 1913.
A continuación, te contamos los detalles de la traición, la aprehensión y la tortura de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, por órdenes de “El Chacal”, Victoriano Huerta, quien acabaría ocupando la presidencia.
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Del 9 al 19 de febrero de 1913 tuvo lugar el periodo histórico conocido como la Decena Trágica, en la que un grupo de militares leales a Porfirio Díaz se levantó en armas y dio un golpe de estado contra el gobierno de Madero. Detrás de la conspiración se hallaba Victoriano Huerta, quien recientemente había sido nombrado jefe de la defensa por el mismo Madero pero secretamente estaba conspirando con el embajador estadounidense Henry Lane Wilson.
El 18 de febrero, el general Aureliano Blanquet aprehendió a Madero en Palacio Nacional, junto con Pino Suárez y con el general Felipe Ángeles, a quien habían mandado llamar para ayudar en la defensa. A la madrugada siguiente, el hermano del presidente, Gustavo, también había sido hecho prisionero por el propio Huerta y llevado al cuartel militar de La Ciudadela, donde luego de ser enjuiciado fue condenado a muerte, no sin antes ser golpeado, torturado y humillado, al punto de que un soldado le sacó con una bayoneta el ojo falso que tenía.
Así, el 19 el presidente y el vicepresidente presentan su renuncia a solicitud del ministro Pedro Lascuráin, quien asume el poder 45 minutos, suficientes para nombrar a Huerta como secretario de Gobernación y después renunciar, dejando en la silla a Huerta, cuyo primer acto presidencial es ordenar el asesinato de Madero y Pino Suárez.
El asesinato
La noche del 22 de febrero, Madero y Pino Suárez fueron informados que serían llevados a la penitenciaría de Lecumberri. Madero, intuyendo el final, se despide de Ángeles diciéndole: “Adios, mi general, nunca volveré a verlo”. Madero sube a bordo de un automóvil Protos y Pino Suárez es llevado en un Packard. Al llegar a Lecumberri, se les informa que deben ingresar por la puerta trasera. “No hay ninguna puerta trasera”, dice Madero. “¡Bájese usted de una buena vez, carajo!”, gritó el mayor de rurales Francisco Cárdenas, quien un día antes había prometido torcerle el cuello “a ese enano que bastantes males ha hecho al país”.
Al bajar del auto, dos disparos rompieron el silencio de esa noche y terminaron con la vida de Francisco I. Madero. Atrás del vehículo, Pino Suárez fue obligado a descender del Packard y, al ver el destino del presidente, intentó huir y pedir auxilio, pero fue acribillado sin misericordia de 13 balazos. Eran las 11 de la noche del 22 de febrero de 1913, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez eran asesinados tras ser obligados a renunciar a la presidencia y vicepresidencia de México tres días antes.
La versión oficial de los hechos que Huerta comunicó a los medios fue que el contingente había sido atacado por un grupo armado y habiendo bajado la escolta para defenderse, al mismo tiempo que pretendían huir los prisioneros tuvo lugar un tiroteo, del que resultaron heridos dos de los agresores y muerto uno, destrozados los autos y muertos los prisioneros”. Los diarios repitieron la versión y tuvieron que pasar muchos días para que se supiera la verdad…