En la madrugada del 6 de febrero de 1926, el velador del camposanto de Parral, Chihuahua, descubrió que la tumba del Pancho Villa había sido profanada y que a su cadáver le habían cortado la cabeza. A casi cien años de la muerte del ‘Centauro del Norte’, aquí te presentamos algunas de las teorías sobre quién fue el autor del degollamiento y del posible paradero de su histórica cabeza.
Antes de entrar en materia, vale la pena recordar algunos hechos de la vida del revolucionario Doroteo Arango, que en algún momento de su vida —y por razones que sólo él conoció con precisión— cambió su nombre por el de Pancho Villa.
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En tiempos de la Revolución, Francisco Villa tuvo muchos enemigos. En 1913 fue nombrado general en jefe de la División del Norte y al año siguiente rompió relaciones con Venustiano Carranza y con Álvaro Obregón —que más tarde ocuparían la presidencia de México—; además, en 1915, durante la batalla de Celaya, un grupo de villistas lanzó granadas a Obregón, quien perdió su brazo derecho en el acto.
Por si fuera poco, el 9 de marzo de 1916, las fuerzas de Villa atacaron el pueblo de Columbus, Nuevo México, en represalia por el apoyo mostrado al presidente Carranza. Por esa razón, el presidente estadounidense Woodrow Wilson ordenó una expedición punitiva en territorio mexicano para apresar y llevar ante la justicia a Pancho Villa, quien huyó a las montañas y nunca fue capturado.
Por último, hay que recordar cómo murió Villa: el 20 de julio de 1923, cuando se dirigía a una comida familiar en Parras, Chihuahua, fue emboscado a bordo de su automóvil por un grupo de hombres armados; el asesinato se ha adjudicado al general Jesús Salas Barraza, quien confesó haber sido el autor intelectual del mismo, pero también hay sospechas de que lo hizo por órdenes del presidente Obregón o de Plutarco Elías Calles.
Luego de la profanación de la tumba, ha surgido una multitud de teorías que buscan explicar quién estuvo detrás del ultraje y dónde estaría la cabeza cercenada. Algunas de ellas, por ejemplo, señalan como culpable a Álvaro Obregón, que habría ordenado el hecho “como venganza por el brazo que perdió a causa de Villa”. Por su parte, historiadores como Paco Ignacio Taibo II, Víctor Ceja Reyes y Friedrich Katz coinciden en que la profanación fue llevada a cabo por un puñado de hombres bajo las órdenes del general Francisco Durazo Ruiz, quien una vez siendo entrevistado por el periodista Juan Ibarrola dio por terminada la conversación cuando se le preguntó qué había en una caja con balazos que tenía sobre la chimenea.
Otras teorías llevan la cabeza de Villa del otro lado del Río Bravo. Por ejemplo, se dice que fue el magnate de la prensa William Randolph Hearst quien pagó por ella a modo de revancha por la invasión de Columbus; otros rumores decían que el circo de los Ringling Brothers, el Museo de Historia Natural de Nueva York o hasta un anticuario de Iowa habían desembolsado una importante cantidad para hacerse de la famosa cabeza y exhibirla.
En la foto: William Randolph Hearst.
También se habla de un mercenario de nombre Emil Holmdahl, quien habría vendido la cabeza a la tenebrosa sociedad secreta conocida como Skull and Bones —de la que formó parte el ex presidente de los EU, George W. Bush—, para que formara parte de sus rituales. Quién haya sido, se sospecha que la cabeza está enterrada muy cerca de Parral, Chihuahua, en una caja metálica de balas Mauser, en un rancho o a un lado de la carretera.