“Es que es bien codo”, es una expresión que uno emplea para referirse a una persona que es muy tacaña, avariciosa o que escatima a la hora de gastar, de prestar dinero o de regalar algo. Es una frase muy mexicana propia del lenguaje popular, pero… ¿conoces la historia y el origen de ella?
Acá te contamos un par de versiones, pues bien sabemos que en esto del folclor popular y del origen de ciertas cosas, hay muchas opiniones y nadie tiene la última palabra.
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La explicación más sencilla es que “codo” es una abreviación o, como le llaman los estudiosos, un apócope de codicioso: aquella persona que da muestras de codicia, o sea el deseo vehemente de poseer muchas cosas materiales. Hemos de decir, sin embargo, que el uso que le damos a codo es más similar al de avaro, que es quien ansía poseer muchas riquezas por el mero placer de atesorarlas y sin compartirlas con nadie, ¿a poco no?
Pero, además de esta explicación, existe otra versión que data del siglo XIX y fue popularizada por un historiador originario de Nuevo León. Ésta tiene que ver con los vendedores de ganado de aquel estado, que iban a vender su mercancía del otro lado de la frontera.
El viaje de ida, al parecer, era muy pacífico y les daba oportunidad de acampar junto con sus reses en las veredas de los caminos. Pero una vez que vendían su mercancía y recibían su pago en monedas de oro todo cambiaba, pues en el camino de regreso eran presa fácil de bandoleros y asaltantes de caminos, los cuales les quitaban a punta de pistola sus ganancias en metálico.
Por eso, a algún ingenioso se le ocurrió inventar una bola de cuero que se colgaba al hombro y se ponía bajo el brazo, a la altura de las costillas, para ocultar ahí las monedas. Quienes las usaban solían “apretar el codo” para evitar que, con el movimiento, las monedas sonaran y revelaran que el portador traía dinero.
Pero los maleantes no tardaron en descubrir esta argucia, de modo que cuando interceptaban a un vendedor de ganado que iba de regreso a Nuevo León, lo primero que le decían era “afloja el codo”, para dar así con el preciado botín. Según, pronto se asoció al codo con el deseo de no compartir el dinero, y fue por esta origen que los regiomontanos adquirieron la fama de ser “los más codos” del país.
Y tú, ¿qué otra versión conoces?…