Cinco ciudades coloniales mexicanas y sus principales atractivos

Estas ciudades fueron fundadas en tiempos de la Colonia, entre los siglos XVI y XVIII

En América Latina, se le llama “ciudad colonial” a un centro urbano construido durante los tres siglos de dominación española, del XVI al XVIII. Y en México tenemos varios ejemplos de ciudades coloniales que, por su historia y atractivos turísticos, vale la pena visitar.

A continuación, un breve resumen sobre qué hacer en las hermosas ciudades coloniales de Guanajuato, Zacatecas, Morelia, San Luis Potosí y Puebla.

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Guanajuato

La ciudad colonial por excelencia. Aunque durante los tiempos prehispánicos ya había un asentamiento en el lugar de la actual ciudad, su mayor crecimiento tuvo lugar durante el auge minero y alcanzó un gran desarrollo debido a la explotación de sus minas de oro y de plata. Su nombre significa, en purépecha, “lugar montuoso de ranas” y es una ciudad que aún conserva un romántico sabor a antiguo que resulta palpable cuando uno recorre sus callejones durante la noche.

Además, tiene una gran importancia histórica, pues jugó un papel importante durante la guerra de Independencia. Los lugares que uno no debe perderse son: el Museo Regional de Guanajuato, ubicado en la Alhóndiga de Granaditas; la Universidad de Guanajuato y sus famosas escalinatas, el Teatro Juárez, la Plaza de la Paz y la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato, el Templo de San Diego, la plazuela del Baratillo y el Monumento al Pípila; además, el mejor momento para visitarla es durante la celebración del Festival Internacional Cervantino. Por su hermosura y legado histórico, la ciudad y sus minas adyacentes fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Zacatecas

El centro geográfico exacto de la República Mexicana. Esta ciudad también tuvo su origen en el auge minero durante el Virreinato, pues fue fundada en 1546 a raíz del descubrimiento de yacimientos de plata en la región, por parte de Juan de Tolosa. Su nombre se refiere a una tribu chichimeca que habitaba en las cercanías del Cerro de la Bufa y eran llamados con la palabra náhuatl zacateca, que significa “gente de la tierra donde abunda el zacate”.

Zacatecas es una ciudad donde abundan las calles alargadas, los edificios elaborados con cantera rosa y donde el estilo churrigueresco alcanzó su punto máximo en México, expresando su belleza en la Catedral Basílica de la ciudad. Además de este edificio, hay que conocer: el cerro de la Bufa, su mirador y el teleférico que lo conecta con el cerro del Grillo y con la mina ‘El Edén’, donde existe una discoteca; los museos Pedro Coronel y Rafael Coronel, el museo Francisco Goitia y el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez; el Palacio de la Mala Noche, la Plaza de Armas y el Templo de Nuestra Señora de Fátima.

Morelia

Capital de Michoacán, llena de cultura y dulces sabores. Originalmente recibía el nombre de Valladolid, pero en 1828 se le cambió el nombre en honor al insurgente José María Morelos y Pavón, quien era oriundo de la ciudad. Actualmente es una ciudad llena de vida cultural, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su belleza y unidad arquitectónica.

Los principales atractivos turísticos de la capital michoacana son: la Catedral, con sus impresionantes torres que son de las más altas del continente americano dentro del estilo barroco; el Antiguo Templo de la Compañía de Jesús y otras iglesias de los siglos XVIII y XIX; el Palacio de Gobierno y el Colegio de San Nicolás, donde estudió y fue rector Miguel Hidalgo y Costilla; las casas natales de Morelos, Iturbide y doña Josefa; el Museo Regional Michoacano, la Fuente de las Tarascas, el Teatro Ocampo, el acueducto y, para los golosos, el Museo del Dulce.

San Luis Potosí

Una ciudad que nació gracias al auge minero. Fue fundada en 1592 y su nombre está dedicado a San Luis rey de Francia y hace referencia a las ricas minas del Potosí, en Bolivia, por los yacimientos de oro y plata que se encontraron en el vecino cerro de San Pedro.

En su centro histórico, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, uno puede visitar: la Plaza de Armas, donde se encuentran la Catedral y el Palacio de Gobierno; la Iglesia de San Francisco y su jardín aledaño, y a la vuelta está el Museo Regional Potosino, construcción religiosa que cuenta con la única capilla en planta alta de México: la capilla de Aranzazú; la Plaza Fundadores; el Teatro de la Paz y el Museo Nacional de la Máscara, el Museo del Virreinato y el Museo Leonora Carrington.

Puebla

Una urbe que inició con un sueño. La leyenda dice que los ángeles se comunicaron en sueños con Julián Garcés, primer obispo de Tlaxcala, y le señalaron el lugar donde había de fundarse la nueva ciudad, que era el punto intermedio entre la Ciudad de México y el puerto de Veracruz. Por eso se le llama “Puebla de los Ángeles”, aunque actualmente su nombre oficial es Heroica Puebla de Zaragoza, en virtud de la batalla en que el general salió triunfante al enfrentar a los invasores franceses.

El centro histórico poblano —catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO— tiene un sinfín de atractivos para el visitante: desde su Catedral, una de las más bellas del país, pasando por la Iglesia de Santo Domingo, donde se encuentra una de las joyas del barroco mexicano: la Capilla del Rosario; el mercado de El Parián; los históricos fuertes de Loreto y Guadalupe; el Museo Amparo, la casa del Dean, la Casa del Alfeñique y la Biblioteca Palafoxiana. Además, en sus calles uno puede encontrar establecimientos para adquirir la afamada dulcería típica poblana, o restaurantes donde probar el famoso mole poblano o, si es temporada, unos chiles en nogada.