Todo mundo recuerda a Miguel Hidalgo porque, con su Grito de Dolores, dio inicio a la guerra armada por la Independencia de México; sin embargo, otro personaje central en el movimiento insurgente fue José María Morelos, quien continuó la lucha tras la muerte de Hidalgo y se nombró a sí mismo ‘El Siervo de la Nación’. Conozcamos un poco de su biografía, su obra y su vida de servicio a la Patria.
Todo empezó en la ciudad de Valladolid, que en tiempos de la Nueva España tenía ese nombre inspirado en el de una urbe española, pero que tras la Independencia fue conocida como Morelia en honor a este insurgente, y actualmente es la capital del estado de Michoacán.
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José María Morelos y Pavón nació el 30 de septiembre de 1765 en Valladolid, actualmente Morelia —llamada así en su honor—; estudió la carrera de sacerdote en el Colegio de San Nicolás, donde daba clases Miguel Hidalgo, y más tarde entró al Seminario de Valladolid, de donde se graduó en 1795. Cuatro más tarde fue nombrado cura de Carácuaro, donde permaneció hasta el inicio de la gesta insurgente.
El 20 de octubre de 1810, en el poblado de Charo, Michoacán, se reunió con el cura Hidalgo, y recibió el encargo de levantar tropas para tomar el puerto de Acapulco, que era clave en el abastecimiento y el comercio de la Nueva España. Hidalgo le otorgó el título militar de General de los Ejércitos Americanos para la conquista y nuevo gobierno de las provincias del sur. Nunca volvieron a verse.
Morelos regresó a Carácuaro, reclutó a algunos hombres y se dirigió hacia Zacatula y luego hacia Huetamo. En Zihuatanejo y Petatlán su ejército creció hasta contar con casi dos mil soldados, por lo que decidió tomar Tecpan, donde se le unió Hermenegildo Galeana, que contaba con un cañón llamado “El Niño”. En febrero de 1811 pactó la entrega del puerto de Acapulco, pero fue traicionado, de modo que tuvo que regresar a Tecpan a reagrupar su ejército. En ese trance se le unieron Nicolás Bravo, Vicente Guerrero y un militar de nombre Miguel Fernández Félix, quien poco después cambiaría su nombre a Guadalupe Victoria.
Tras la muerte de los principales jefes insurgentes —Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez— en julio de 1811, Morelos se reunió con Ignacio López Rayón, quien era asistente de Hidalgo y había quedado al frente de las tropas, para reorganizar los mandos de la lucha. Así se organizó la Suprema Junta Nacional Gubernativa, que pretendía gobernar al país en ausencia del rey Fernando VII, el cual había sido apresado en Francia.
Morelos trasladó sus operaciones a Chilapa, tomó Tlapa, Cuautla, Chiautla e Izúcar, donde estuvo a punto de ser capturado y conoció a otro sacerdote, Mariano Matamoros, que se unió a la causa insurgente y terminó convirtiéndose en la “mano derecha” de Morelos. En 1812, el general realista Félix María Calleja derrotó a los insurgentes en Zitácuaro, y como los españoles temían que Morelos fuera a tomar la Ciudad de México, Calleja recibió la orden de enfrentarlo en Cuautla.
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El sitio de Cuautla duró más de sesenta días, en los que Morelos consideró seriamente entregar la plaza y los realistas estuvieron a punto de vencerlo, de no ser por la heroica acción de un niño llamado Narciso Mendoza, quien accionó un cañón para repeler a los realistas y por ello fue conocido como ‘El Niño Artillero’. Después de dos meses, los insurgentes decidieron romper el sitio, de modo que el 2 de mayo de 1812 abandonaron la ciudad guerrerense.
En noviembre de 1812, luego de tomar Tehuacán y Orizaba, Morelos se lanzó a la toma de la ciudad de Oaxaca, la cual capituló a finales de mes, y ahí se estableció la Junta insurgente. En diciembre del mismo año, de ahí se dirigió a cumplir la misión que dos años antes le había encargado Hidalgo: tomar el puerto de Acapulco. Luego de un sitio que duró cuatro meses, el Fuerte de San Diego se rindió en agosto de 1813.
El 13 de septiembre de ese año, Morelos organizó el Congreso de Chilpancingo —también llamado Congreso de Anáhuac—, el cual era la primera reunión oficial de los insurgentes donde se declaró la independencia de América septentrional. En ese congreso Morelos dio lectura al famoso documento “Sentimientos de la Nación”, donde destacó la importancia de los derechos humanos y de la libertad; ese documento se considera el primer antecedente de la constitución política mexicana. En esa ocasión, Morelos fue nombrado Generalísimo y, ante la tentativa de ser reconocido como “Alteza Serenísima”, el insurgente rechazó el cargo y se autonombró ‘Siervo de la Nación’.
El 23 de diciembre, Morelos, Bravo y Galeana atacaron Valladolid, ciudad natal del primero, pero fueron repelidos. De ahí, una parte del ejército marchó a Puruarán en enero de 1814, donde Matamoros fue apresado, enjuiciado y fusilado, a pesar de que Morelos había ofrecido 300 soldados realistas a cambio de la vida del militar. El 22 de octubre de 1814, el Congreso promulgó en Apatzingán la primera constitución de la historia de México. El 5 de noviembre de 1815, José María Morelos fue capturado en Tezmalaca, Guerrero, junto con otros 200 soldados insurgentes, por las tropas de Manuel de la Concha. Morelos fue llevado a la Ciudad de México el 13 de noviembre de 1815 para ser enjuiciado.
Luego del juicio y por decreto de la Inquisición, el 23 de noviembre Morelos fue condenado a la degradación religiosa, que tuvo efecto el 27 de noviembre. La madrugada del 21 de diciembre, Calleja dictó la sentencia de muerte para Morelos. El viernes 22 de diciembre fue llevado a Ecatepec, Estado de México, donde se confesó y, a las cuatro de la tarde, fue fusilado. Sus restos mortales descansan en el Ángel de la Independencia.