Frases inmortales de los grandes héroes y las heroínas de la historia de México

La historia de México, como nos la enseñan, está plagada de frases de grandes hombres y mujeres que con esas palabras pasaron a la historia…

Todos los mexicanos y las mexicanas, durante nuestra educación básica, aprendemos la historia de México desde los días del pasado prehispánico hasta el actual siglo XXI, pasando por la Conquista, la Colonia o Virreinato, la Independencia, el México independiente, la Reforma, el Porfiriato, la Revolución y el siglo XX. Y en las vidas de muchos de los héroes y las heroínas de nuestro país se cuentan anécdotas de valor, sacrificio y amor patriótico que a menudo se resumen en una máxima o frase celebre.

Recordemos algunas de las frases históricas de héroes y heroínas mexicanos, explicando su significado y explicando el contexto en que fueron pronunciadas. Empecemos…

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“La Patria es primero”

Ojalá que muchos de los gobernantes de este siglo entendieran esta máxima. Pero quien la pronunció vivió y murió hace dos siglos: nos referimos al militar insurgente, consumador de la Independencia y uno de los primeros presidentes de México, el general Vicente Guerrero. Cuando aún se peleaba por nuestra libertad, el virrey de Apodaca contactó don Juan Pedro Guerrero, padre del insurgente, para ofrecerle el perdón por sus actos rebeldes, tentándolo incluso con riquezas y un cargo político, a lo que el héroe contesto:

Señores, este es mi padre, ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español. Yo siempre lo he respetado, pero la Patria es primero.

“Los valientes no asesinan”

Con esta frase, el periodista, escritor y político Guillermo Prieto aparentemente le salvó la vida a Benito Juárez cuando ambos estaban frente a un pelotón de fusilamiento. Según un recuento, cuando los militares estaban apuntando sus armas, Prieto levantó los brazos y gritó: “¡Levanten esas armas, los valientes no asesinan!” y habló con tal convencimiento que los soldados acabaron llorando y jurando que no acabarían con la vida del mandatario.

“Morir es nada cuando por la Patria se muere”

Cuando se había resignado a su inminente fusilamiento en Ecatepec, Estado de México, el insurgente José María Morelos expresó sus sentimientos en una carta a su hijo Juan Nepomuceno Almonte, en la que le dijo:

Morir es nada cuando por la patria se muere, y yo he cumplido, como debo con mi conciencia y como americano. Dios salve a la Patria, cuya esperanza va conmigo a la tumba.

“Tantos soldados para custodiar una pobre mujer, pero yo con mi sangre les formaré un patrimonio a mis hijos”

Doña Josefa Ortiz de Domínguez, apodada “La Corregidora”, fue una de las mujeres más activas y beligerantes durante el inicio de la Guerra de Independencia. Descubierta la conspiración, y cuando un pelotón de soldados acudió a su domicilio para aprehenderla y encarcelarla, la heroína queretana pronunció la frase con la que se le recuerda hasta hoy.

“Mátenlos en caliente”

El autor de esta frase brutal fue nadie menos que el presidente Porfirio Díaz, quien en 1879, durante su primer periodo de gobierno, tuvo que hacer frente a una rebelión armada en Veracruz que buscaba devolver la presidencia a Sebastián Lerdo de Tejada. El gobernador veracruzano de aquel momento, Luis Mier y Terán, avisó de lo sucedido a Díaz, quien en un mensaje cifrado contestó con esa frase tajante: “Mátenlos en caliente”. Y así sucedió. Esa sería la primera acción de represión de parte del dictador.

“Si hubiera parque, usted no estaría aquí”

Durante la intervención estadounidense, en el ex convento de Churubusco —actualmente en la alcaldía Coyoacán de la CDMX— se parapetó con sus tropas el general Pedro María Anaya para repeler a los invasores de Estados Unidos. Apoyado por los desertores del Batallón de San Patricio, Anaya combatió hasta que se le agotaron las balas —se dice que pidió reabastecimiento, pero las balas que llegaron no correspondían con los fusiles que tenían— y siguió la defensa con los puños y las bayonetas. Cuando el general Twiggs, al mando de los “gringos”, le exigió entregar las armas, pertrechos y municiones, el general le contestó con las palabras que quedaron inmortalizadas en la historia.