Talavera de Puebla: alfarería con sabor oriental y denominación de origen

Esta inconfundible forma de alfarería vidriada es un arte que se expresa en forma de tazas, platos, tibores, jarrones y vajillas enteras; conozcamos su historia

Cuando uno visita la ciudad de Puebla de los Ángeles y entra a una de sus fondas tradicionales o a un restaurante, es común que platillos deliciosos y típicos del estado como el mole poblano o el chile en nogada sean servidos en hermosas vajillas de colores blanco y azul —aunque algunas otras tienen tonos ocres, rojizos o verdosos—, los cuales son elaboradas en la famosa Talavera de Puebla, una artesanía y una técnica de alfarería que tiene siglos de historia en México y que, incluso, tiene Denominación de Origen.

Hagamos un recorrido por la historia de esta célebre y bella artesanía que es símbolo del estado de Puebla y de la capital poblana, al grado de usar desde en simples llaveros o en coquetas tazas, hasta en azulejos y mosaicos que decoran paredes, cocinas, fachadas y cúpulas de edificios públicos e iglesias.

TE RECOMENDAMOS: Madera de Olinalá: fragante y colorida artesanía del estado de Guerrero.

Según una publicación digital del Gobierno de México, la Talavera es un tipo de mayólica —es decir, loza común que se cobre con un esmalte brillante metálico— que es originario de los estados de Puebla y Tlaxcala, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI. Tradicionalmente, los colores empleados en su decoración son el azul, amarillo, negro, verde, naranja y malva. Cada pieza es hecha a mano y en la técnica del vidriado se usan metales como estaño y plomo, siguiendo el mismo proceso de manufactura desde la época virreinal. La Talavera se emplea principalmente para utensilios y trastos de uso común como platos, tazas, vasos, jarrones, tibores, floreros, lavamanos, artículos religiosos y figuras decorativas.

También, una cantidad importante se ha destinado a la decoración de edificios: en la Ciudad de México, por ejemplo, la Casa de los Azulejos está cubierta con mosaicos de Talavera, y en la ciudad de Puebla abundan los ejemplos de arquitectura civil y religiosa que la emplean como acabado en paredes y cúpulas: baste señalar la Casa del Alfeñique y el Santuario de Guadalupe, en el Centro Histórico de Puebla.

Según algunos historiadores, la creación de la Talavera mexicana dio inicio con la llegada de alfareros españoles a la Nueva España. De hecho, el término talavera surgió para indicar la similitud de las piezas de loza vidriada elaborada en México con las que se realizaban en Talavera de la Reina, cerca de Toledo, en España. Pero lo cierto es que la Talavera poblana tiene sus orígenes compartidos entre China y España, pues fue a finales del siglo XII cuando alfareros llevaron las técnicas y diseños chinos a la isla de Mallorca, que se convertiría en el centro de exportación más importante de cerámica durante la Edad Media.

Siglos después, Talavera de la Reina fue la ciudad española —ubicada en la provincia de Toledo— que, durante los siglos XV y XVI, alcanzó gran fama gracias a su cerámica de calidad. De ahí llegaría a México —entonces, la Nueva España— el alfarero Diego Gaytán, quien revolucionaría la alfarería  poblana con su estilo auténtico y las técnicas importadas desde China. El auge de la industria alfarera creció con la demanda de mosaicos y azulejos para engalanar fachadas, atrios y cúpulas de las construcciones religiosas. Para el siglo XVII, los fabricantes de Talavera ya eran un gremio establecido y reconocido por el propio virrey.

A principios del siglo XX, dos artesanos —el español Ventosa y el mexicano Martínez Uriarte— se animaron a renovar el arte tradicional de la Talavera poblana, creando mejores estándares de calidad y nuevos diseños decorativos que tenían influencias tanto del arte precolombinas y del art nouveau que estaba de moda en Francia, como de los tradicionales diseños de raices islámicas, chinas —en particular, de la dinastía Ming—, y de la alfarería española e italiana.

Por último, hay que mencionar que el 17 de marzo de 1995 en el Diario Oficial de la Federación se publicó una resolución que otorgó protección a la Denominación de Origen “Talavera de Puebla”, la cual se modificó dos años después para quedar simplemente como “Talavera”, en virtud de que también se elabora en otros estados como Tlaxcala y Guanajuato. Esto se debe a que desde hace siglos se sigue el mismo proceso artesanal, con arcillas y métodos tradicionales de esos lugares, los cuales no pueden ser imitados en ninguna otra parte del mundo y tienen como resultado piezas inconfundibles.

Y a ti, ¿te gusta la Talavera, aunque no sea exactamente de Puebla?