Esta ciudad de piedra, ubicada a 2430 metros sobre el nivel en la cordillera de los Andes, en Perú, es quizá uno de los sitios arqueológicos más enigmáticos del mundo. ¿Quiénes construyeron Machu Picchu, qué significa su nombre y cuál es la historia de este palacio y santuario religioso inca, situado a 80 kilómetros de la ciudad de Cusco?
Conozcamos juntos esta sorprendente urbe precolonial, la cual está inscrita en la Lista el Patrimonio Mundial de la UNESCO y, también, está considerada dentro de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
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Machu Picchu, expresión que en quechua significa ‘monte viejo’, es el nombre que actualmente recibe un antiguo poblado incaica situado a más de dos mil metros de altura en plena cordillera de los Andes. Según algunos estudiosos, su nombre original pudo haber sido Llaqtapata y se trató de una llacta, que era una urbe o ciudadela que funcionaba como centro administrativo del Imperio Inca en el siglo XV. Está ubicada en el departamento de Cusco, en el Valle Sagrado de los Incas, muy cerca de la ribera del río Urubamba.
Esta obra arquitectónica es considerada una obra maestra de la construcción y la ingeniería en la América precolombina. Su uso aún se discute, pero se cree que tenía un carácter más o menos privado —es decir, su acceso estaba limitado a militares, sacerdotes y dignatarios—, se usaba como recinto o fortaleza militar y, al mismo tiempo, como palacio, como adoratorio o como centro ceremonial. Machu Picchu fue construido en el clásico estilo inca, con paredes de piedra pulida; sus tres estructuras principales son el Intihuatana, el Templo del Sol y la Sala de las Tres Ventanas, y gran parte de los edificios que las rodean han sido reconstruidos para dar una mejor idea de cómo eran originalmente.
La historia cuenta que fue el monarca inca Pachacútec quien, alrededor del año 1450, mandó construir dentro de la geografía sagrada cusqueña este complejo urbano con edificaciones civiles y religiosas de gran lujo. Se cree que contaba con una población flotante de entre 300 y 1000 personas, entre sacerdotes, militares, sirvientes y campesinos. Tras la Conquista española y la debacle del Imperio Inca, las rutas de ascenso hacia Machu Picchu empezaron a ser menos usadas y, finalmente, casi cayeron en el olvido. Fue a finales del siglo XIX y principios del siglo XX que la urbe fue “redescubierta” por visitantes europeos y estadounidenses, entre quienes destaca el profesor Hiram Bingham, quien apoyado por la Universidad de Yale y la National Geographic Society fue el primero en realiar una exploración arqueológica del lugar.
Machu Picchu cubre una superficie de 530 metros de largo por 200 de ancho e incluye al menos 172 recinto. Está dividida en dos zonas principales: la zona agrícola, formada por conjuntos de terrazas de cultivo, y la zona urbana, donde vivieron sus ocupantes y se desarrollaron las actividades civiles y religiosas. En esta zona destacan algunas construcciones como el recinto curvo del Templo del Sol (en la imagen arriba de este párrafo), la residencia real, la Plaza sagrada y la Pirámide Intihuatana; además, están las numerosas escalinatas, las terrazas, los recintos y las casas, y la asombrosa infraestructura hidráulica y de pisos.
Para llegar a la zona arqueológica pueden usarse los antiguos caminos post-incaicos que llegan hasta ella, o bien, tomar la carretera Hiram Bingham que asciende la cuesta del cerro Machu Picchu desde la antigua estación de tren de Puente Ruinas, ubicada al fondo del cañón. Por su espectacular vista, la ciudad ha sido escenario de películas de talla internacional, así como de numerosos videoclips y documentales.