Entre los años 1810 y 1821 se libró la Guerra de Independencia de México, que buscaba liberar al entonces llamado Virreinato de la Nueva España del dominio que ejercía la corona desde la Península. Tras la muerte, primero de Hidalgo y después de Morelos, uno de los insurgentes que continuó la lucha fue Vicente Guerrero, quien después terminaría aliándose con Agustín de Iturbide para lograr la libertad de nuestro país; poco después sería presidente pero, debido a una traición, fue aprehendido por sus rivales y fusilado.
Conozcamos algunos datos asombrosos del general Vicente Guerrero, a quien muchos recuerdan por su frase celebre, “La Patria es primero”, que está escrita con letras de oro en el Palacio Legislativo de San Lázaro.
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Era afrodescendiente
Vicente Ramón Guerrero Saldaña nació el 9 de agosto de 1782 en Tixtla, actualmente en el estado de Guerrero. Su padre fue Pedro Guerrero, un afromexicano —es decir, un descendiente de los africanos que fueron traídos a la Nueva España para servir como esclavos y que eran llamados mulatos, chinos o cambujos, dependiendo del origen de sus dos padres— y su madre, Guadalupe Saldaña, era una indígena mexicana.
Este origen hizo que, a pesar de su inteligencia y alta moral, Guerrero fuera despreciado y ofendido debido a los prejuicios raciales que existían en su tiempo. De hecho, se presume que en sus retratos más famosos los artistas lo “blanquearon” —es decir, hicieron que sus rasgos africanos fueran menos evidentes— para hacerlo más semejante a los ideales raciales de la clases política y militar dominante del momento.
Rechazó el perdón español
Corriendo el año 1820 y viendo casi vencido al movimiento insurgente independentista, el entonces virrey Juan Ruiz de Apodaca empezó a promover indultos entre los últimos generales rebeldes, prometiéndoles puestos políticos y riquezas a cambio de que depusieran las armas. Así, el enviado para hacer llegar la oferta a Vicente Guerrero no fue otro que su propio padre, al que —se dice— respetuosamente le contestó:
Señores, este es mi padre, ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español. Yo siempre lo he respetado, pero la Patria es primero.
Este heroico acto de valentía y patriotismo quedó plasmado en las páginas de la historia, así como en las paredes del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde está escrito con letras de oro como un recordatorio para los diputados que ahí sesionan.
Fue el segundo presidente mexicano
En la última etapa de la lucha insurgente, Guerrero parecía invencible, por lo que el militar realista Agustín de Iturbide decidió pactar la paz con él y juntos consumar la independencia de España, que se firmó en septiembre de 1821. Tras un periodo en el que Iturbide se hizo nombrar emperador y poco después fue obligado a renunciar, y después de que el general Guadalupe Victoria fuera el primer mandatario de la naciente nación, Guerrero fue declarado ganador de las elecciones y segundo presidente de México del 1 de abril al 17 de diciembre de 1829.
Abolió la esclavitud
Durante su breve periodo presidencial, el 15 de septiembre de 1829 don Vicente Guerrero emitió un decreto donde abolió la esclavitud, declarando:
Queda abolida la esclavitud en la República. Son, por consiguiente, libres los que hasta hoy se hubieren considerado como esclavos, y cuando las circunstancias del erario lo permitan, se indemnizará a los propietarios de esclavos en los términos que dispusieran las leyes.
Fue traicionado y fusilado
En los primeros años de independencia, las distintas facciones políticas seguían intentando arrebatarse el poder y no faltaban los criollos que seguían siendo leales a la Corona española o buscaban restablecer la autoridad virreinal. En las elecciones de 1828, Guerrero había sido derrotado pero su rival político se negaba a terminar relaciones con España, de suerte que el Congreso las declaró nulas y el 12 de enero de 1829 otorgó el cargo presidencial a Guerrero, con Anastasio Bustamante como vicepresidente.
Lo que el guerrerense no sabía es que Bustamante conspiraba en su contra y, valiéndose de un mercenario italiano de apellido Picaluga —quien fingió querer unirse a la causa para hacerlo subir a su bote—, lo aprehendió, lo juzgó ilegalmente y lo hizo fusilar el 14 de febrero de 1831, en Culiápam, Oaxaca.