Los mexicanos llamamos a septiembre el “Mes de la Patria”, y el punto culminante de las celebraciones que nos unen en torno a nuestra Independencia tiene lugar durante la noche mexicana, cuando en medio de la ceremonia de “El Grito”, el Presidente de la República hace sonar la campana de Dolores, la misma con la que, según la historia, el cura Miguel Hidalgo y Costilla convocó a la lucha armada contra el mal gobierno la madrugada del 16 de septiembre de 1810.
Y tú, ¿conoces la historia de esta campana? A continuación haremos un breve recuento de este instrumento que, de una parroquia en el estado de Guanajuato, terminó siendo un elemento central en el Palacio Nacional de la Ciudad de México.
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La historia de la Campana de Dolores empieza el 28 de julio de 1768, cuando fue fundida y recibió el nombre de “Esquilón San José”, santo que era el patrón de toda la Nueva España. El histórico instrumento está fundido en bronce, mide 1.77 metros desde la orilla de la boca hasta la parte superior del contrapeso, y tiene 1.09 metros de diámetro; tiene unos once centímetros de espesor y originalmente fue colocada en el campanario oriental de la parroquia del poblado de Dolores, hoy conocido como Dolores Hidalgo.
Luego de la gesta histórica del 16 de septiembre de 1810, y ya una vez consumada la Independencia, la Campana fue sustraída de su lugar de origen y llevada a la Ciudad de México por órdenes del entonces presidente, Porfirio Díaz, el 28 de julio de 1896, exactamente 128 años después de su fundición. Fueron dos militares, los generales Sóstenes Rocha e Ignacio Salas, quienes se hicieron cargo del traslado de la reliquia a la capital.
Fue así que, el 14 de septiembre del mismo año, la histórica campana llegó a la Ciudad de México y fue instalada sobre el balcón central del Palacio Nacional. A la noche siguiente, el 15 de septiembre de 1896, dio inicio de la tradición de que el Presidente en turno la haga sonar durante la ceremonia de “El Grito”.
¿Y qué pasó con el campanario vacío en Dolores Hidalgo? Tuvieron que pasar muchos años para que, en 1960 y con motivo del 150 aniversario del Grito, el presidente Adolfo López Mateos ordenara fundir 32 réplicas idénticas de la histórica campana, una para la capital de cada uno de los 31 estados y la última para sustituir a la original en la parroquia de Dolores Hidalgo.
Pero no vayas a creer que la Campana de Dolores se ha quedado quieta en su nicho sobre el balcón presidencial de Palacio Nacional: en el año de 1985, con motivo del 175 aniversario del inicio de la Guerra de Independencia, la campana original fue bajada de su sitio y llevada en una gira nacional por todos los rincones de la República.
Hoy en día, la campana es uno de los símbolos patrios más reconocidos por todos los mexicanos, que lo mismo aparece en el símbolo de la estación Insurgentes del metro de la capital que en los escudos de diversos estados. ¡Y que viva México!