El Día de Muertos en México es una festividad que conjuga la tradición, la cultura, la devoción, las creencias y el respeto por los seres queridos que han fallecido. A lo largo y ancho del país, se celebran conmemoraciones únicas y conmovedoras que te sumergen en esta rica tradición. Aquí te presentamos siete lugares y destinos turísticos para vivir el Día de Muertos en su máxima expresión, desde el norte hasta el sur de México.Cabe aclarar que muchos viajeros se quejan de que, en últimas fechas, algunas de estas tradiciones se han comercializado en exceso, causando que la gente te quiera cobrar hasta por tomarles una foto, amén de los tumultos y los precios excesivos en comidas y servicios. Así que paciencia y toma tus precauciones.
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Mixquic, CDMX
San Andrés Mixquic es un pueblo situado en la alcaldía Tláhuac, en el sur de la Ciudad de México. Desde hace muchas décadas, este lugar se ha hecho mundialmente famoso por su celebración del Día de los Muertos, que se hace de una manera particular: las ofrendas no se colocan en altares o en las casas, sino sobre las tumbas, de modo que por la noche el cementerio está completamente adornado de flores y alumbrado con veladoras. Al caer la noche el es escenario perfecto, pues las flamas que alumbran el lugar proporcionan un magnífico y melancólico espectáculo de luces y sombras.
Pátzcuaro y Janitzio, Mich.
En el estado de Michoacán, el Pueblo Mágico de Pátzcuaro y la isla de Janitzio son destinos imperdibles para el Día de Muertos. En esa época, el pueblo se llena de mercados con ofrendas, flores y deliciosos platillos tradicionales, mientras que la isla de Janitzio —ubicada en el lago de Pátzcuaro, a unos 20 minutos en lancha— es famosa por sus veladas nocturnas, donde los lugareños iluminan las tumbas con velas y flores de cempasúchil, y lanzan botes con ofrendas al agua. La combinación de música, danza y tradiciones ancestrales te dejará asombrado.
Santa Cruz Xoxocotlán, Oax.
El estado de Oaxaca, cuna de muchas tradiciones mexicanas emblemáticas, ofrece una experiencia única para el Día de Muertos. Y en el poblado de Santa Cruz Xoxocotlán —localizado a sólo cinco minutos al sureste de la capital oaxaqueña—, los nativos comienzan a arreglar sus altares desde el 30 de octubre, para que el 31, en punto de las 3 pm y al repique de las campanas, reciban a los Angelitos o “muertos chicos” con un caminito de pétalos de cempasúchil de la puerta de la casa al altar; al día siguiente, 1 de noviembre, a las tres de la tarde se despide a los pequeños y se recibe a los difuntos mayores. El día 2 por la tarde, los lugareños empiezan a repartir la ofrenda, preparándose para el año próximo.
Huasteca Potosina
En la hermosa región de la Huasteca, en la parte que corresponde al estado de San Luis Potosí, el Día de Muertos se celebra con el Xantolo —del náhuatl Xantolon, y éste del latín sanctorum, ‘santo, de los santos’— un festival que combina la cultura huasteca con las tradiciones de esta festividad. La música, la danza y la comida tradicional se entrelazan para crear una experiencia vibrante y llena de vitalidad. Las ofrendas alegres, las máscaras de madera, los bailes regionales y el fervor de los pobladores hacen de esta celebración una de las más coloridas.
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Aguascalientes, Ags.
En estas fechas mortuorias, la ciudad de Aguascalientes se luce con una gran cantidad de Altares de Muertos que se instalan en diversos edificios y establecimientos del Centro Histórico de la ciudad. Los más comunes son los altares de siete niveles, que simbolizan los pasos necesarios para llegar al Cielo y así poder alcanzar la paz eterna: también existen de dos niveles, que representan el Cielo y la Tierra, y el de tres que añade el concepto del Purgatorio. Este espectacular montaje se compone de decenas de ofrendas que representan la esencia de las festividades en todo el país, y es una oportunidad única para conocer diversas tradiciones de México en un solo lugar.
Mérida, Yuc.
En la región del Mayab, el Día de Muertos se conoce como Hanal Pixán, que en maya significa “comida de las ánimas”. Y en Mérida, la “ciudad blanca” y capital del estado, podrás experimentar esta festividad en su máxima expresión. La tradición incluye varios ritos, pero el principal consiste en poner un altar alumbrado con velas de cera cerca de las sepulturas de los familiares, donde se coloca comida típica de la temporada: atole nuevo, pibes o mucbipollos, jícamas, mandarinas, naranjas, xec —una mezcla hecha con naranja, mandarina, jícama y otras frutas, así como chile molido—, tamales de x’pelón, vaporcitos y balché, una bebida embriagante, así como pan dulce y jícaras del sabroso tan-chucuá: un atole que se fabrica con masa de maíz, cacao, pimienta y anís). Todo eso adornado con veladoras, flores, ramas de ruda y las fotografías de las personas fallecidas.
Cada región de México tiene su propia forma de celebrar el Día de Muertos, lo que hace que esta festividad sea diversa y enriquecedora. Sea cual sea tu elección, ten por seguro que experimentarás la riqueza de la cultura mexicana en todo su esplendor.
