En el año de 1944, el entonces presidente Manuel Ávila Camacho declaró que el 7 de noviembre se celebre en México el Día del Ferrocarrilero, para honrar la muerte de un humilde maquinista llamado Jesús García Corona, quien se sacrificó para salvar a una población de una enorme tragedia. Por esa razón, se le llamó “el Héroe de Nacozari”, y aquí te contamos un poco de su biografía y del hecho heroico con que pasó a la historia.
Jesús García Corona nació en Hermosillo, Sonora, el 13 de noviembre de 1881. A la edad de 17 años, solicitó empleo en la oficina del ferrocarril de la Compañía Minera. Debido a su corta edad, empezó trabajando como aguador y rápidamente fue ascendiendo hasta llegar al sector de mantenimiento de vías, donde rabajó como controlador de frenos y, después, como bombero. Tenía 20 años cuando se convirtió en ingeniero de máquinas.
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Llegó el fatídico 7 de noviembre de 1907. Ese día, a Jesús García Corona no le tocaba conducir el tren, pero su compañero se reportó enfermo y tuvo que hacerse responsable de los tres viajes programados entre Nacozari, un pueblo minero en Sonora, y la mina de Pilares. Por error, los vagones que contenían dinamita se acomodaron al inicio del tren, el cual perdió presión de vapor, los fogoneros la aumentaron haciendo arder más carón, las chispas de la máquina llegaron a las cajas de dinamita y esto provocó un incendio.
Avivado por el aire que producía el movimiento del tren, el fuego se propagó. Ante la intensidad del fuego —y sabiendo el inevitable final—, García Corona tomó la valiente decisión de llevar el tren a campo abierto, donde la explosión no mataría gente. Jesús les indicó a los ferrocarrileros que lo acompañaban que se arrojaran de la locomotora para quedarse solo, aumentó la velocidad y, una vez lejos de la población, la dinamita explotó. Pero él no alcanzó a saltar.
A eso de las 14:20 horas, una tremenda sacudida como de un temblor se sintió en Nacozari. Se quebraron vidrios y las casas se agitaron. La explosión fue tan grande fue que la locomotora quedó inservible y Jesús murió instantáneamente. En su memoria, el gobierno mexicano se estableció el 7 de noviembre como Día del Ferrocarrilero.