Libros cortos y fáciles de autores mexicanos, para iniciarse en la lectura

Si te da flojera leer o no tienes muchos tiempo, aquí te recomendamos unos clásicos cortos, amenos y entretenidísimos…

Hay quienes aman la lectura y son capaces de pasar horas y horas leyendo libros de gran tamaño, en los que los autores usan vocabularios elevados para hablar sobre temas complejos. Pero hay otro tipo de lectores: los que gustan de la novela corta y de las colecciones de cuentos que resultan ligeros, amenos y sencillos. Para ellos, aquí recomendaremos cinco libros cortos de autores mexicanos que destacan por su brevedad, sencillez y porque son de fácil lectura.

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Aura

Imagínate que eres un joven historiador en busca de empleo y que, de repente, ves en el periódico un anuncio que parece estar dirigido precisamente a ti. Acudes al lugar —una tétrica casona ubicada en Donceles 815, en el centro de la Ciudad de México— y todo te resulta un tanto misterioso hasta que conoces a la sobrina de tu empleadora, de cuyos hermosos ojos verdes quedas prendado. El asunto es que poco a poco irán pasando cosas que pondrán en duda todo lo que crees acerca de ellas, de lo que puede ser posible y de los límites de este mundo.

Esta novela corta fue escrita por Carlos Fuentes en 1962 y, junto con su otra novela, La muerte de Artemio Cruz, están consideradas dentro de un movimiento literario llamado El boom latinoamericano. Es un libro corto, de pocas páginas y que, por el misterio que envuelve y lo bien llevado de la trama, podrás leer casi de una sentada.

El llano en llamas

Un niño campesino se lamenta de la pobreza en la que vive su familia, a la que además le suceden una serie de desgracias, como la pérdida de la vaca de la hermana menor. Otro niño, huérfano, pobre y con retraso mental, se sienta frente a una alcantarilla para que salgan las ranas. En Luvina, un lugar donde nunca llueve, presenciamos un diálogo en una pulquería. Dos hombres cuentan la historia de cómo ocurrió un derrumbe en el pueblo y, en otro cuento, leemos la narración de las últimas horas de la vida de un hombre al que van a fusilar.

Esta colección de cuentos del autor jalisciense Juan Rulfo se publicó en 1953 y, hasta cierto punto, es como una anticipación de su novela Pedro Páramo, publicada dos años después y considerada una de las mejores de la literatura mexicana.

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El diosero

Esta colección de narraciones del etnólogo Francisco Rojas González es anterior a El llano en llamas, pero es similar en cuanto a los temas y el manejo del lenguaje. A lo largo de cuentos cortos como “La parábola del joven tuerto” —sobre un joven que va a San Juan de los Lagos a pedirle un milagro a la Virgen—, “Hículi hualula” —una manera de referirse al peyote o “el tío”, porque es hermano de Tata Dios, entre los huicholes—, “Nuestra señora de Nequetejé” —sobre una persona bautizada como Damián Bicicleta—, “El diosero” —que da nombre al libro— y “La triste historia de ‘Pascola’ Cenobio” —sobre un danzante de la tribu yaqui—, Rojas González explora las costumbres, creencias, supersticiones y dinámicas de los pueblos indígenas del México de mediados del siglo XX.

Confabulario

Expertos lectores, estudiosos de la literatura y el público en general coinciden en que Juan José Arreola ha sido una de las plumas más brillantes, certeras e ingeniosas de la literatura mexicana del siglo XX. En esta colección de cuentos —que incluye obras maestras como “En verdad os digo”, “El guardagujas”, “Pueblerina”, “El prodigioso miligramo” y “Apuntes de un rencoroso”—, el brillante editor y escritor jalisciense hace gala de su capacidad de síntesis ofreciendo narraciones mínimas que él mismo fue puliendo y reduciendo sin cesar hasta alcanzar su mínima expresión. Junto con Bestiario, del mismo Arreola, constituyen una excelente puerta de entrada a la narrativa mexicana contemporánea.

La tumba

Esta trepidante novela fue publicada en el año 1964 y fue la primera de su autor, el recientemente fallecido José Agustín, quien con ella inauguró un movimiento literario que, de forma despectiva al principio, fue llamado “Literatura de la onda”, a la que pertenecieron otros autores como Parménides García Saldaña. En ella, José Agustín cuenta la historia de Gabriel Guía, un adolescente capitalino de 17 años de clase media alta, el cual cursa la preparatoria pero de forma paralela se interna en un círculo literario con el que tendrá experiencias que cambiarán su perspectiva de vida. Lo interesante de este libro es que está escrito en lenguaje coloquial, con diálogos informales, muchas palabras en inglés y francés, y abundantes referencias a la música clásica, al jazz y al rock & roll de la época.

¿Qué dices, te animas por uno de ellos?