Una de las conmemoraciones que une a prácticamente todos los mexicanos, desde la Baja California hasta la península de Yucatán, es la tradición del Día de Muertos, que se celebra entre el 1 y el 2 noviembre en casi todo el país. Y se dice que esta conmemoración tiene sus raíces en tradiciones prehispánicas y en el culto que los antiguos pueblos de México hacían a sus difuntos, el cual incluía al copal y a la flor de cempasúchitl. Pero, ¿qué tan cierto es esto? ¿Qué opinan los historiadores y los estudiosos sobre el origen y la historia del Día de Muertos?
A continuación, revisaremos algunas posturas sobre los orígenes de la tradición del Día de Muertos, tanto las que afirman que se trata de un ritual con raíces prehispánicas, como quienes desmienten esto y sostienen que su origen tiene más que ver con el catolicismo que se impuso en nuestro país tras la Conquista española.
TE RECOMENDAMOS: Día del mariachi: origen e historia de la celebración.
En un posteo compartido por el Gobierno de México el 1 de noviembre de 2017, se dice que “El Día de Muertos es una celebración mexicana en la que se honra a los difuntos y que se remonta a la época prehispánica”; sin embargo, esta misma fuente no ahonda en el tema ni explica cómo se celebraba antes del siglo XVI y cuáles son las pruebas físicas de ello.
Algo similar aporta el investigador francés —aunque naturalizado mexicano y catedrático de la UNAM— Patrick Johansson, quien dice que “La costumbre actual correspondiente al Día de Muertos se origina en el México prehispánico con el culto a los difuntos y, más específicamente con los rituales mortuorios destinados a encaminar el ‘alma’ del occiso hacia el espacio-tiempo de la muerte que le correspondía”, refiriéndose específicamente a los mexicas y al Mictlán, que era el inframundo o reino de los muertos entre los antiguos pueblos del centro. El catedrático afirma, además, que “cada año […] se recordaba a los difuntos en fiestas cuya fecha dependía de la manera en que habían muerto” y que están celebraciones tenían el propósito de al ayudar al difunto en su viaje al Inframundo.
Una posición contraria es la que expresaba la investigadora Elsa Malvido, quien afirmaba que el origen prehispánico del Día de Muertos era un gran mito propagado por el gobierno nacionalista de Lázaro Cárdenas, para el que se buscó hacer coincidir “con calzador” la fecha del 1 y 2 de noviembre con el calendario mexica. Pero Malvido revira diciendo que: “la celebración del Día de Muertos en la actualidad no debe verse como una derivada íntegramente de prácticas prehispánicas. Por el contrario, varios de sus elementos distintivos tienen su origen en costumbres vigentes en Europa al momento de la Conquista”. Cita, por ejemplo, que la celebración de Todos los Santos el día 1 de noviembre se inició en el siglo XI por iniciativa del abad de Cluny, en Francia.
También afirma que “en los reinos católicos españoles de León, Aragón y Castilla se tenía la costumbre de preparar para la celebración del día de Todos Santos ciertos alimentos como dulces y panes que imitaban los huesos que, se suponía ,habían pertenecido a los santos. También se elaboraban panes con forma de niños cubiertos con azúcar rosada o panes redondos con los huesos alrededor”, lo cual es la raíz de nuestros panes de muerto. Por último, sostiene que la fecha “del 2 de noviembre como Día de los Fieles Difuntos ocurrió en el siglo XIV, a consecuencia de la mortandad ocasionada por las epidemias que asolaron Europa en ese entonces”, y no por su coincidencia con el calendario mexica, como se ha hecho creer.
La postura intermedia es la que adopta el académico Pablo Escalante, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Éste afirma que el Día de Muertos combina partes de la tradición prehispánica con otras que son claramente cristianas y europeas: “En la concepción prehispánica lo sobrenatural es lo volátil y por tanto los aromas son accesibles a esas almas. Los colores de la ofrenda están relacionados con los aromas y forman parte de lo presentado al alma del difunto, para que llegue y comparta, consuma y conviva con sus descendientes que lo esperan. En la cultura cristiana europea occidental tenemos los panteones con las flores. Los esqueletos bailarines, popularizados por José Guadalupe Posada, tienen que ver con la tradición medieval europea cristiana que proviene de la Danza Macabra, donde se explica una muerte burlona, alegre y chocarrera”.
Total que, como vemos, nos existe una opinión única al respecto y mucho menos consenso. Así que lo más probable es que se trate de una mezcla de ambas tradiciones, y la prehispánica y la española, que ahora ésta tenga la influencia del Halloween, que tiene raíces celtas traídas desde la Gran Bretaña e Irlanda, y que se popularizó gracias al auge comercial que impulsaron los comerciantes de los Estados Unidos. Y ya ni hablemos del Desfile de Día de Muertos, que se impuso gracias a la filmación de una película del agente 007, James Bond en 2015. Mejor, tú mismo saca tu propia conclusión y pensamiento… eso sí, recordando con amor a los que ya no están.