Estos son los tres Pueblos Mágicos del estado de Chihuahua

Al norte del país se encuentra Chihuahua, el estado más grande de la República, y estos son los tres Pueblos Mágicos que vale la pena visitar en él…

Con una extensión de casi 250 mil kilómetros cuadrados —el 13% del territorio nacional—, el estado de Chihuahua es el más grande de la República. Se ubica en el noroeste del país, limitando al norte con los Estados Unidos, al este con Coahuila, al sur con Durango, al suroeste con Sinaloa y al oeste con Sonora. Fue fundado en 1824, consta de 67 municipios y tiene tres Pueblos Mágicos, que son: Creel, Batopilas y Casas Grandes.

A continuación, haremos una visita virtual a cada uno de ellos, para que en tus próximas vacaciones los consideres como destinos turísticos en los que encontrarás arqueología, historia, folclor, paisajes naturales y gastronomía típica chihuahuense. Acompáñanos…

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Creel

Este Pueblo Mágico —que lleva el nombre de Enrique C. Creel, quien fuera gobernador del estado de Chihuahua y bisabuelo de un famoso político mexicano del mismo apellido— está enclavado en las montañas de la Sierra Madre Occidental, en el municipio de Mocoyna, a unos 175 kilómetros de la ciudad de Chihuahua. Se fundó en 1907 como Estación Creel —una estación ferroviaria instalada donde se encontraba una ranchería rarámuri de nombre Nariachi—, y por ella pasa el ferrocarril que proviene de la capital del estado y culmina su trayecto en el puerto sinaloense de Topolobampo.

Creel es un hermoso y típico pueblo de alta montaña, donde puede respirarse aire puro y entrar en contacto con la naturaleza pues está rodeado de lagos, cascadas, ríos, peñas y cuevas, y se pueden contemplar contemplar paisajes boscosos, cielos límpidos y las espectaculares Barrancas del Cobre.

Creel es, además, una de las estaciones del tren Chihuahua-Pacífico, mejor conocido como “El Chepe”, o sea que una de las mejores formas de llegar a él es a bordo de este romántico ferrocarril que ofrece asombrosas vistas de las Barrancas del Cobre. En invierno, el paisaje se viste de blanco y es una oportunidad para gozar de este paraíso nevado.

Otros destinos que vale la pena visitar en Creel son: San Ignacio Arareko, una comunidad donde uno puede convivir con el pueblo rarámuri y visitar su hermoso lago, que está rodeado de rocas y bosques de pinos; el Museo Casa de las Artesanías, el Museo de San Ignacio de Loyola o de Arte Sacro; el Valle de los Monjes y el Parque de Aventura Barrancas del Cobre, donde puedes hacer senderismo, rapel o escalada en roca, tirarte de una tirolesa, cruzar un pequeño puente colgante o saciar tu apetito luego de tanta actividad en el Restaurante Barranco, que sirve platillos regionales en un espacio con espectaculares terrazas y piso de cristal.

Batopilas

El segundo destino en el estado es la cabecera del municipio del mismo nombre, y también esta enclavado en la Sierra Madre Occidental, al fondo de la barranca que con el tiempo ha generado el cauce del Río Batopilas, por lo que puedes esperar que tu viaje esté enmarcado por barrancas, ríos, cañadas, flora y fauna de alta montaña. Su nombre, en lengua rarámuri, significa “río encajonado”, y los más grandes atractivos de la localidad son los paseos por la montaña, los paisajes boscosos y de margen de río.

En Batopilas también existe acceso a las magníficas Barrancas del Cobre, cuyas vistas simplemente te roban el aliento, además de los ríos y arroyos que se conectan con antiguas veredas. Además de típico y primoroso centro del poblado, y de las casonas antiguas que pueblan sus calles principales, rambién es posible visitar la antigua Hacienda de San Miguel y otros casos abandonados de lo que fuera la época de bonanza minera de la región.

A unos kilómetros de distancia, asimismo se encuentran dos comunidades rarámuris: Cerocahui, con su linda Iglesia de San Francisco Xavier, y Urique, con un clima mucho más cálido que permite el crecimiento de numerosas huertas de mangos, papayas y toronjas.

Casas Grandes

La última parada en este recorrido por los Pueblos Mágicos de Chihuahua es este hermoso poblado, cuyo nombre está ligado a la historia, pues cuando el virrey Luis de Velasco ordenó al explorador Francisco de Ibarra explorar el norte del país, se encontró con los restos de una urbe enmedio del desierto, con casonas abandonadas de gran altura; cuando Ibarra preguntó a los locales por el nombre de la ciudad, éstos le contestaron Paquimé, que quiere decir “lugar de grandes casonas”. Por ese motivo, el español bautizó a la ciudad con el nombre de Casas Grandes. Actualmente, Paquimé —un vestigio de la cultura juma, que habitaba en ese lugar— es una de las zonas arqueológicas más destacadas del norte del país.

Además de la relevante ciudad de Paquimé, también es posible visitar las llamadas “casas de los Acantilados”, una zona arqueológica prehispánica ubicada en la Cueva de la Ventana, la cual consta de un conjunto de 15 habitaciones de adobe colado que datan del siglo XIII. Otros destinos de interés son el Museo de la Cultura Norte o Centro Cultural Paquimé, cuya arquitectura hace eco a la de la principal zona arqueológica; asimismo, el Templo de San Antonio de Padua, la vieja Hacienda de San Diego y la Nevería San Antonio, un paso obligado al visitar Casas Grandes donde uno puede refrescarse del calor del desierto con paletas, nieves y helados de originales sabores que se han ganado el reconocimiento de locales y visitantes.