San Juanico: las explosiones de 1984 en San Juan Ixhuatepec

Hace cuarenta años, el norte de la Ciudad de México despertó violentamente por una serie de explosiones de gas en San Juan Ixhuatepec. Aquí el resumen de la tragedia…

El 19 de noviembre de 1984, un día que comenzó como cualquier otro, terminó siendo uno de los más trágicos en la historia del siglo XX en México. La pequeña localidad de San Juan Ixhuatepec, también conocida como San Juanico, ubicada al norte de la Ciudad de México, fue el escenario de una serie de explosiones devastadoras en una planta de almacenamiento de gas.

Este accidente, conocido como la Tragedia de San Juanico, dejó un saldo en personas muertas, heridas y con graves quemaduras. Además, el incidente marcó un antes y un después en la seguridad industrial del país y dejó una huella profunda en la memoria colectiva. Aquí te contamos los detalles de la tragedia.

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El desastre comenzó alrededor de las 5:45 de la mañana, cuando una fuga de gas en la planta de almacenamiento de Petróleos Mexicanos (PEMEX) provocó una explosión inicial. La planta, que almacenaba grandes cantidades de gas LP , estaba situada cerca de varias colonias densamente pobladas. En cuestión de minutos, una serie de explosiones sucesivas destrozó no solo la planta, sino también una gran área alrededor, alcanzando viviendas, tiendas y edificios cercanos. El estruendo se escuchó a kilómetros de distancia y fue tan potente que provocó la rotura de ventanas y el colapso de estructuras en un amplio radio de la zona.

 

Las explosiones continuaron hasta pasadas las 7 am. Las causas exactas del accidente siguen siendo un tema de debate, pero se estima que la fuga de gas que provocó la primera explosión se debió al mal estado de la infraestructura, la falta de mantenimiento adecuado, la ausencia de medidas de seguridad apropiadas —el personal de la planta no contaba con los protocolos necesarios para controlar una emergencia de tal magnitud—. Además, la cercanía de zonas habitadas a un lugar tan peligroso evidenció la falta de planificación urbana adecuada.

En total, se registraron al menos 500 muertos y más de 3,000 personas heridas, aunque algunas estimaciones sugieren que la cifra real podría haber sido aún mayor, dado el caos y la falta de registros precisos en el momento. La mayoría de las víctimas fueron personas que vivían en las colonias cercanas, quienes fueron alcanzadas por las explosiones y la onda expansiva, o atrapadas entre los escombros de sus viviendas. El fuego que se desató durante y después de las explosiones fue tan intenso que algunos cuerpos no pudieron ser identificados y muchas casas quedaron reducidas a cenizas.

Una consecuencia colateral de la tragedia tuvo lugar en los meses siguiente, durante el tratamiento a los miles de personas quemadas: gracias a la revisión de las técnicas tradicionales de herbolaria, muchos de ellos fueron tratados con la corteza de tepezcohuite; este tratamiento resultó ser mucho más efectivo que otras técnicas médicas y restableció el lugar que tenía la medicina ancestral mexicana.

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La tragedia de San Juanico puso en evidencia la grave falta de regulaciones y controles en la industria del gas y la petroquímica en México. A raíz del desastre, el gobierno mexicano se vio obligado a revisar las normas de seguridad industrial y a crear mecanismos más estrictos para el manejo de materiales peligrosos. Además, se realizó una reubicación parcial de las familias afectadas y se establecieron políticas para garantizar que las zonas residenciales no se construyeran cerca de instalaciones industriales peligrosas.

También hubo un fuerte impacto en la sociedad mexicana pues, pesar del dolor y la pérdida, las explosiones de San Juan Ixhuatepec también sirvieron como un llamado de atención para otros países de América Latina que comenzaban a industrializarse de manera acelerada. Aunque han pasado casi 40 años desde las explosiones, la memoria de las víctimas y el impacto que tuvo este accidente en las políticas de seguridad industrial siguen siendo relevantes.