Tepezcohuite: usos y beneficios de esta planta medicinal ancestral

A mediados de la década de 1980, una tragedia llevó a la fama esta planta medicinal: conozcamos sus usos tradicionales y en la medicina

Hace algunas décadas, una tragedia de grandes dimensiones trajo a la luz esta planta ancestral, que dentro de la herbolaria y la medicina tradicional durante siglos ha servido para tratar quemaduras y diversas enfermedades o afecciones de la piel. ¿Qué es el tepezcohuite, para qué sirve y cuáles son sus usos y beneficios? A continuación te lo contamos.

Aunque actualmente es un remedio conocido que se puede encontrar en forma de pomada casi cualquier farmacia o en negocios de herbolaria y medicina alternativa, fue hasta hace relativamente poco que su uso se popularizó. Aquí te compartimos la historia…

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El 19 de noviembre de 1984, el norte de la Ciudad de México y parte del Estado de México se despertaron de súbito debido a varias explosiones que hicieron cimbrar las casas y rompieron o hicieron vibrar vidrios y ventanas. ¿La razón? Que en el pueblo de San Juan Ixhuatepec —mejor conocido como San Juanico—, un accidente hizo que explotaran varias de las gaseras que ahí se ubicaban, por lo que los quemados se contaban por decenas y una gran nube de humo daba fe de la tragedia que sucedía en esta colonia del municipio de Tlanepantla de Baz, Estado de México.

Los hospitales de la zona norte no se daban abasto atendiendo a los cientos de afectados por quemaduras de segundo y tercer grados, muchos de los cuales quedaron con cicatrices que los acompañarían toda la vida. Fue en esos tristes y oscuros días que salió a la luz un tratamiento que, usando la corteza de un árbol, curaba casi milagrosamente las quemaduras y casi sin dejar rastro. Su nombre tradicional era tepezcohuite, y gracias a él muchas personas pudieron recobrar la esperanza en recobrar una vida normal.

Pero, ¿qué es el tepezcohuite? Su nombre científico es Mimosa tenuiflora o Mimosa hostilis, y en otras partes del mundo se le conoce también como jurema, jurema preta o catinga. Se trata de una especie de arbusto de la familia de las fabáceas —a la que pertenecen también el huizache y el guaje—, nativo de México y de otras partes de América; es un árbol espinoso que puede llegar hasta los 6 metros de altura, con espinas muy punzantes, y que tiene una corteza color rojizo castaño, la cual tiene diversas propiedades medicinales.

Dentro de la medicina tradicional, se menciona en libros desde la década de 1970, diciendo que “su cáscara se hace polvo y cura heridas”. En cuanto al significado, según el Diccionario de Aztequismos, tepezcohuite deriva del náhuatl tépetl, ‘cerro’ y cuahuitl, ‘árbol’, es decir “árbol del cerro”, aunque por su uso se popularizó la versión de que su nombre significa “árbol de la piel”.

La efectividad del tepezcohuite radica en el poder cicatrizante de su corteza, la cual se muele y se transforma en un polvo con el que se tratan las heridas; estudios médicos realizados entre 1985 y 1987, demostraron que” la piel nueva no sufría ninguna degeneración, obteniendo las mismas células sin alteraciones patológicas”; en otras palabras, gracias a esta planta la gente con quemaduras no quedaba con cicatrices o éstas eran mucho menores.

Según los médicos que trataron a los quemados de San Juanico, el tepezcohuite reporta grandes beneficios contra tres agentes nocivos propios de las quemaduras de segundo y tercer grados: el dolor, las infecciones y la deshidratación. Según un artículo de la Universidad Veracruzana, la “empanizada” con tepezcohuite tenía sus ventajas, pues el polvo vegetal formaba una masa que, al endurecerse, se convertía en una costra que protegía herméticamente el tejido subyacente; varias semanas después, al desprenderse la costra y lavar con agua tibia las heridas, la piel nueva y rosada aparecía casi siempre sin retracción e impecable.

Actualmente, el tepezcohuite se comercializa en pomada y ungüentos, aunque quienes saben dicen que la mejor manera de aplicarse es, justo, obteniendo la corteza seca, moliéndola hasta reducirla a un polvo con el que se “empaniza” la piel para obtener los mejores beneficios. Fuera del ámbito terapéutico, algunas personas reportan también un uso estético, pues reduce las manchas y las cicatrices en el cutis del rostro.