Máscara contra cabellera: origen e historia de la lucha libre mexicana

Los rudos, los técnicos y todo el folclor de la lucha libre tuvieron un inicio, ¿lo conoces?

Las llaves, las contrallaves y las patadas voladoras; los rudos, los técnicos y la máscara contra cabellera: así es el mundo del la lucha libre mexicana, un deporte y un espectáculo que trasciende fronteras. Pero, ¿sabes cuál es su historia y el origen de la famosa AAA?

Aquí en Toño y su mariachi te contamos un poco sobre el pancracio griego, la lucha grecorromana y las primeras luchas que se sostuvieron en la Ciudad de México, que poco a poco convirtieron a la lucha libre en parte de nuestra idiosincrasia y a la Arena México, en su catedral.

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Los expertos dicen que los antecedentes de la lucha libre mexicana se localizan hasta la antigua Grecia: ahí, siglos antes de nuestra era, los fornidos atletas practicaban un deporte llamado “pancracio”, el cual con el tiempo se convirtió en lo que hoy conocemos como lucha grecorromana. Ya en el siglo XIX, en Francia se practicaba algo llamado catch-as-catch-can y en Inglaterra y los Estados Unidos ya existía el famoso wrestling que permanece hasta nuestros días.

En nuestras tierras, la civilización olmeca también practicaba un estilo de lucha: prueba de ello es la escultura del llamado “luchador” que se halló en Veracruz y que representa a un atleta de los siglos I al VI de nuestra era.

Fue a mediados del siglo XIX, a raíz de la intervención francesa en nuestro país, que tuvieron lugar las primeras luchas en México y la historia señala al gran Enrique Ugartechea, de raíces vascas, como el primer luchador mexicano. Ya en el siglo XX, en 1922, el ex teniente de la Revolución Mexicana y hoy llamado “padre de la lucha libre mexicana”, Salvador Luterroth, creo la Empresa Mexicana de Lucha Libre.

Así, la primera lucha libre que oficialmente se celebró en México tuvo lugar el 21 de septiembre de 1933, en la hoy célebre Arena México, y en ella se enfrentaron el famoso luchador irlandés “Ciclón” Mckay y el mexicano “Yaqui” Joe, presentado como campeón del mundo. A partir de entonces, empezaron a desarrollarse las técnicas y las reglas que permitían los lances desde la tercera cuerda, las llaves a ras de piso y el uso de las cuerdas para ganar impulso.

En las décadas de 1940 y 1950, luchadores profesionales como Santo, el enmascarado de plata; Blue Demon, el Cavernario Galindo y el Rayo de Jalisco empezaron a hacerse de gran fama y a convertirse en estrellas cinematográficas que lo mismo llevaban multitudes a las arenas y a las salas de cine.

Con el tiempo se unieron otros ídolos, como Mil Máscaras, Lizmarck, El Tinieblas, el Perro Aguayo y Super Porky, y hasta extranjeros como el Vampiro Canadiense y Conan. Hoy, la lucha libre mexicana, con todo y pandemia, parece estar más viva que nunca…