A todos, en las escuelas, nos hacen memorizarlo desde muy pequeños y regularmente lo cantamos las mañanas de todos los lunes mientras hacemos los “honores a la Bandera”. Pero, ¿conoces la historia que dio origen al Himno Nacional Mexicano? ¿Quiénes escribieron su letra y su música, cuándo se estrenó y cuántas estrofas tiene?
De todo esto y un poco más te platicaremos en esta breve nota, para que la próxima vez que entonces el famoso “Mexicanos al grito de guerra, el acero aprestad y el bridón…” sepas un poco del contexto del cántico marcial más famoso de México.
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El Himno Nacional Mexicano es, junto con el Escudo y la Bandera, uno de los tres símbolos patrios establecidos por la ley. Su origen se remonta al año de 1853, cuando después de muchos fallidos intentos de músicos extranjeros por componer un himno que identificara y uniera a los ciudadanos de la joven nación, prácticamente recién nacida a la independencia, se publicó la convocatoria a un concurso doble.
Durante uno de los gobiernos de Antonio López de Santa Anna, y mediante una publicación en el Diario Oficial de la República Mexicana, el 12 de noviembre de 1853 el gobierno mexicano convocaba a los mexicanos a escribir un poema patriótico que pudiera ser tomado como Himno, al tiempo que se invitaba también a los músicos a crear la orquestación perfecta que acompañara a esta composición.
Los aspirantes tenían que entregar, firmado con un seudónimo y en un sobre cerrado dirigido a la Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, el poema patriótico que sería sometido a escrutinio del jurado. Al cabo de unos veinte días se anunciaría al ganador, luego de lo cual los compositores tendrían un mes para someter las musicalizaciones, las cuales serían evaluadas durante un mes adicional antes de dar a conocer al ganador.
Cuenta la historia que un poeta potosino de nombre Francisco González Bocanegra, aunque tenía el talento suficiente para salir airoso en el reto se rehusaba a tomar parte en el certamen; por esa razón, su prometida Guadalupe González del Pino con cualquier pretexto lo hizo entrar a una habitación y, acto seguido, lo encerró bajo llave, con la consigna de que no saldría de ahí sino hasta que hubiera pasado por debajo de la puerta los versos con los que habría de participar en el concurso.
Fue así que, enardecido por el encierro y por la participación forzada, González Bocanegra escribió las sentidas estrofas del Himno Nacional Mexicano, que —en esos convulsos tiempos cuando la Nación había perdido la cuarta parte de su territorio— exaltan al patriota a tomar las armas para defender a la Nación. Así, Guadalupe introdujo los versos en el sobre y lo sometió a concurso, hallándose con la grata noticia de su triunfo el 3 de febrero de 1854.
Pero hallar la música adecuada para el Himno patriótico que había ideado González Bocanegra no fue labor sencilla, y tuvieron que pasar casi ciento ochenta días más antes de que la obra del músico español Jaime Nunó Roca, quien era director de las bandas militares del ejército nacional, fuera elegida como la idónea para acompañar las estrofas del potosino el 12 de agosto de 1854.
El estreno ante el gran público del nuevo Himno Nacional Mexicano tuvo lugar el 15 de septiembre de 1854 en el ya desaparecido Teatro Santa Anna. A diferencia de las anteriores obras que pretendían quedarse con la fama, la obra conjunta de González Bocanegra y Jaime Nunó fue aceptada con agrado y el éxito fue tal que las partituras empezaron a venderse en las calles.
Sin embargo, como Juárez y los liberales no eran muy partidarios de Santa Anna, el Himno no gozó de mucha popularidad durante la Guerra de Reforma, y fue hasta que Porfirio Díaz asumió la presidencia y empezó a usarlo en los actos oficiales y protocolarios que el Himno Nacional Mexicano cobró la fuerza necesaria para convertirse en el himno de todos los mexicanos…