Todos sabemos que la noche del 15 de septiembre de 1854, durante una de las tantas presidencias de Antonio López de Santa Anna, se estrenó oficialmente en Himno Nacional Mexicano, cuya letra fue escrita por el poeta potosino Francisco González Bocanegra y su música corrió a cargo del español Jaime Nunó. Pero también sabemos que hay canciones y composiciones musicales que, aunque no sean oficiales, son considerados casi segundos himnos nacionales por un gran número de mexicanos.
A continuación, un breve recuento de estas canciones que nos representan en el extranjero y que son capaces de sacar de lo más recóndito de nuestro ser el espíritu patriótico y el amor por México que se nos inculcó desde muy pequeños.
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Cielito lindo
“De la sierra morena vienen bajando un par de ojitos negros de contrabando”, inicia la letra de esta hermosa y romántica composición que, aunque no ha sido reconocida oficialmente, es interpretada y coreada por miles de aficionados cuando juega la Selección Mexicana de Futbol. Esta canción fue compuesta en 1882 por el xochimilca Quirino Mendoza y Cortés, que se la dedicó a su esposa —quien dicen que justamente tenía un lugar junto a la boca—. Aunque recientemente se ha demostrado de don Quirino se inspiró y retomó las seguidillas españolas de la región de Andalucía, nadie podrá negar que el “Cielito lindo” es más mexicano que el pozole…
El Huapango de Moncayo
“Huapango” es una obra sinfónica del compositor tapatío José Pablo Moncayo, a quien los estudiosos de la música ubican dentro de la corriente nacionalista mexicana. Desde su estreno en 1941 en el Palacio de Bellas Artes, ha sido utilizada con mucha frecuencia en películas y documentales que resaltan la riqueza y el empuje de la nación y del pueblo mexicanos, así como en eventos oficiales y dentro de la promoción turística del país. En su estructura musical, Moncayo rescató motivos melódicos y rítmicos de varios sones, entre los que se encuentran “El Siquisiri”, “El Balajú” y “El Gavilancito”.
El Son de la Negra
Junto con el “Jarabe tapatío”, son representativos del estado de Jalisco y una de las banderas musicales de México en todo el mundo, tanto por lo animado de su música como por el típico bailable que casi siempre lo acompaña: es cuestión de simplemente oír los primeros compases para uno sienta hervir la sangre y empiece a zapatear. No se conoce bien a bien al autor de su música o de su letra, pero la leyenda ubica su origen en tiempos de la Guerra de Independencia.
La canción mixteca
Dicen los que han estudiado o trabajado en el extranjero, que su melancólica letra es capaz de sacarle lágrimas de nostalgia a cualquier mexicano. Fue compuesta entre 1912 y 1915 por el músico oaxaqueño José López Alavez, nacido en Huajuapan de León, municipio que tomó a la “Canción mixteca” como su himno. Su letra se refiere al fenómeno de la migración y a los sentimientos de nostalgia cuando uno está “lejos del suelo donde ha nacido” y se siente tan solo y triste como una hoja al viento. ¿A poco no hasta se nos quiebra la voz?
La marcha de Zacatecas
La última composición considerada un “segundo himno nacional mexicano” es esta marcha que proviene del centro geográfico de México y fue compuesta por el zacatecano Genaro Codina. Oficialmente es el himno del estado de Zacatecas y en origen se llamaba “Marcha Aréchiga” en honor al entonces gobernador del estado, Jesús Aréchiga; fue compuesta en el año 1892 y estrenada al año siguiente por la banda del estado, dirigida por el maestro Fernando Villalpando, quien también realizó la instrumentación. Por su ritmo marcial, es muy frecuente su uso en desfiles militares u oficiales, así como dentro de la charrería mexicana.