Uno de los momentos más felices de la temporada navideña es el montaje y encendido de las series o luces navideñas, ya sea en el árbol de Navidad y el nacimiento o en adornando e iluminando ventanas, casas, edificios, calles y monumentos públicos. Pero, ¿de dónde viene la costumbre de alumbrar con luces el árbol de Navidad y quién inventó las luces o series navideñas eléctricas que llenan de mil colores los nublados y oscuros días de diciembre?
Hagamos, a continuación, un repaso de la historia de las luces navideñas, desde que consistían en velas encendidas hasta los días de las series de LED, pasando por las bombillas inventadas por Edison.
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Se dice que los primeros árboles de Navidad se decoraban con manzanas y esa es la razón por la que usamos esferas de color rojo encendido. Y antes de las luces navideñas eléctricas, las familias usaban velas para iluminar sus árboles de Navidad. Sin embargo, esta práctica era a menudo peligrosa, pues provocaba muchos incendios domésticos. Como haya sido, la costumbre de encender luces en el árbol de Navidad se estableció en el Reino Unido en el siglo XIX, durante el reinado de la reina Victoria y se extendió a Canadá y los Estados Unidos.
En el país vecino sucedió que, en 1871, un empresario e inventor llamado Edward Hibbert Johnson contrató a un joven inventor de 24 años como su asistentes en la Automatic Telegraph Company. El joven se llamaba Thomas Alva Edison, quien poco después dejaría la empresa de telégrafos para probar suerte como inventor. Johnson estaba tan impresionado con él que también renunció a su empleo y se convirtió en su socio.
En 1877, cuando Edison inventó el fonógrafo, Johnson llevó la máquina de gira, cargando a las multitudes para generar entusiasmo. Y cuando el “genio de Menlo Park” patentó la primera bombilla eléctrica en 1880, era difícil pronosticar la importancia que tendría la invención, pues la electrificación aún estaba a décadas de generalizarse en el mundo occidental.
Así, Thomas Alva Edison fue quien creó la primera tira de luces eléctricas, consistente en una serie de bombillas conectadas eléctricamente en serio. Durante la temporada navideña de 1880, estos hilos fueron colgados alrededor del exterior de su laboratorio de Menlo Park, y los pasajeros del ferrocarril que pasaban por el laboratorio pudieron ver por primera vez una pantalla de luz eléctrica.
Edward H. Johnson, que tenía un ojo excelente para los negocios, vio en esto una oportunidad. Sabiendo del riesgo que implicaban las velas encendidas en los árboles de Navidad, instaló uno junto a una ventana daba a la calle, Johnson conectó a mano 80 luces pintadas de color rojo, blanco y azul —es decir, los colores de la bandera estadounidense—, envolvió el árbol con ellas y los puso sobre un pedestal giratorio, alimentando las luces con un generador. Luego llamó a un periodista. La primera serie de luces navideñas —segura y libre de incendios— había nacido.
Esas primeras luces navideñas atrajeron a una multitud. mientras los transeúntes se detenían para contemplar la maravilla resplandeciente. Johnson convirtió el encendido de las luces en una tradición anual y también fue pionero en la práctica de instalar más focos cada año: un artículo del New York Times fechado en 1884 contaba 120 focos en su deslumbrante árbol.
Desde luego, detrás de todo estaba el negocio. De hecho, las luces de Johnson estaban adelantadas a su tiempo, pues no había electricidad disponible en muchos lados y, además, no eran baratas: Una serie con dieciséis focos se vendía en 12 dólares —unos 350 dólares o 7 mil pesos actuales— en 1900. Pero en 1895 el presidente estadounidense Grover Cleveland puso por primera vez luces eléctricas en el árbol de Navidad de la Casa Blanca, lo que popularizó enormemente las luces navideñas. Para la década de 1930, las coloridas luces y series navideñas estaban por todas partes.
¿Y en México?
A pesar de lo que uno podría pensar, nuestro país —y en particular la capital— fue uno de los primeros en experimentar con luces eléctricas como alumbrado público. De hecho, fue el 16 de septiembre de 1881 cuando doce columnas de madera envueltas con focos eléctricos iluminaron lo que hoy sería Avenida Juárez. Durante los últimos veinte años del siglo XIX se hicieron enormes avances en la electrificación e iluminación de calles y edificios, y ya para 1910 el centenario de la Independencia se celebró con iluminación callejera en las calles de la Ciudad de México.
Por eso, no pasó mucho tiempo antes de que la invención navideña de Johnson llegara a las calles mexicanas, que empezaron a iluminarse con foquitos navideños desde la década de 1930, y hoy son todo un emblema de la época. Desde luego, hoy podemos conseguir series de 15 metros de largo con más de 300 focos LED, que consumen poca energía e iluminan mucho, así como de muchos colores y hasta con música incluida.