Siguiendo una tradición centenaria, la mañana del 6 de enero millones de niños en muchas partes del mundo despiertan muy temprano para descubrir qué regalos y juguetes les dejaron los Tres Reyes Magos. Sus nombres los conocemos de memoria: Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes supuestamente tenían sus reinos en Arabia o Medio Oriente, Europa y el continente africano, respectivamente, y viajan en los lomos de su camello, su caballo y su elefante.
Pero lo cierto es que en la Biblia no se mencionan los nombres de los reyes, tampoco se habla de que sean magos y ni siquiera se menciona cuántos de ellos llegaron a Belén a adorar al recién nacido Niño Jesús. ¿De dónde viene, entonces, toda esta tradición de la Epifanía de los Santos Reyes.
TE RECOMENDAMOS: Top 5: los lugares más fríos de México para visitar en invierno.
La Biblia
Empecemos por el principio. Recordaremos que, poco después de que Jesús nació en un pesebre en el pueblo de Belén, se dice que una estrella brillante en el cielo marcó el sitio exacto donde nació el Mesías anunciado por las profecías. En el segundo capítulo del Evangelio de Mateo se menciona a unos “magos venidos de Oriente” que habían llegado a Judea guiados por dicho astro y que, al presentarse ante el rey Herodes, preguntaron por el “Rey de los Judíos” que había nacido.
En la historia bíblica no se dicen sus nombres ni su procedencia, tampoco se especifica en qué animales venían montados. Lo que sí se aclara es que le dieron al recién nacido tres regalos: oro, incienso y mirra.
¿Realmente eran magos?
De hecho, no. La explicación más probable que han dado los historiadores es que la palabra griega que se usó en el texto original del Evangelio fue magoi, que se usaba para designar a cierta clase de sabios provenientes de Persia —un reino antiguo localizado en el actual territorio de Irak e Irán—, que interpretaban la posición y el movimiento de los astros en el cielo; es decir, eran astrólogos que, gracias a sus observaciones y mediciones podían pronosticar ciertos eventos —lluvias, estaciones, eclipses, etc.—, por lo que la gente asoció este conocimiento con la magia y ese fue el origen de nuestra palabra mago.
Por otro lado, el Evangelio de Mateo no menciona que fueran tres. Una teoría dice que se estableció esta cifra porque simboliza a la Santísima Trinidad, además de que era el número de regalos que recibió el niño —los cuales, según algunos teólogos, significan las tres naturalezas de Jesús: el oro, como Rey de Reyes; el incienso, como dios o hijo de Dios; y la mirra, como hombre y mortal, pues era un perfume muy caro con el que se embalsamaba a los muertos… probablemente hasta al mismo Jesús, 33 años después.
¿Y sus nombres?
Además de los cuatro Evangelios que conocemos y que están incluidos en la Biblia, existen otros recuentos de la vida de Jesús que, al no ser aceptados oficialmente por la Iglesia, han sido llamados “Evangelios Apócrifos”. En uno de ellos, el Evangelio Armenio de la Infancia de Jesús, es donde aparece por primera vez el número y los nombres de los tres reyes magos, los cuales aparecen retratados en un mosaico en la Iglesia de San Apolinar el Nuevo, en la población italiana de Rávena.
Más tarde, el teólogo y monje inglés Beda “El Venerable” describió a los Tres Reyes Magos: Melchor como un hombre anciano de larga barba blanca, a Gaspar como un joven sin barba y de piel blanca, y a Baltasar como un hombre maduro de piel oscura. Con el paso de los siglos, la leyenda fue enriqueciéndose con los supuestos orígenes de los tres sabios de Oriente: Medio Oriente —puede ser Arabia o Israel, depende de la fuente—, Europa y África. Estos lugares representan las tres tribus originarias bíblicas —Sem, Cam y Jafet— y, también, las tres principales iglesias del mundo cristiano.
Por último, los artistas empezaron a representarlos montados en animales representativos de estas regiones. Al llegar el siglo XX, la tradición religiosa de que los Reyes Magos trajeran regalos a los niños católicos españoles y de América Latina fue aprovechada por comerciantes y fabricantes de juguetes para establecer las prácticas que conservamos hasta hoy. Como haya sido, siempre es interesante conocer los orígenes de nuestras tradiciones. Y a ti, ¿qué te trajeron los Reyes Magos?