Por alguna razón, el pueblo mexicano acostumbra sintetizar ciertos hechos y situaciones complejas, espinosas, delicadas, simpáticas, incómodas o típicas con frases que van pasando de boca en boca y de generación en generación; y si a esas les añadimos sabiduría popular y una moraleja, lección o sentencia, obtendremos los famosos refranes mexicanos que son famosos desde las épocas de las abuelitas. Y en estos días, destacan aquellos que hablan de la muerte.
A continuación haremos un breve recuento de algunas frases, de dichos y refranes —mexicanos, casi siempre— que se refieren a los muertos, al hecho de morir y a la Muerte misma, a veces con humor, otras con dolor o tristeza, pero siempre con una visión filosófica del papel de “la Huesuda” en la vida.
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“El muerto al pozo y el vivo al gozo”
Una invitación a gozar de la vida, que es breve, mientras dura. También es un recordatorio de la inevitabilidad de la muerte.
“El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe”
Hay situaciones que para algunos son insoportables o intolerables, pero que otros hasta disfrutan. Algo así como “allá tú”.
“El que a hierro mata, a hierro muere”
Una sentencia que resume la idea de que a menudo quien traiciona, asesina, defrauda o es desleal, a la vuelta del tiempo recibe exactamente el mismo tratamiento.
“No estaba muerto, andaba de parranda”
Esto viene de una canción tropical de mediados del siglo pasado. Se refiere a esas veces en las que alguien agarra una guarapeta de tantos días que la familia da por perdido al borrachín, que ya cuando se le baja finalmente aparece como de entre los muertos…
“De limpios y tragones, están llenos los panteones”
Antiguamente se creía que bañarse era arriesgado porque podías morir de una pulmonía —a lo mejor no había agua caliente, quién sabe—, y era bien sabido que una salmonelosis podía mandarte al otro mundo, así que esta frase es una sabia advertencia.
“Cargar al muertito”
En los entierros, hay quienes se ofrecen —o les toca— cargar el ataúd. Eso se usa en sentido figurado para referirse a cuando a alguien le achacan algo que no hizo y que, ¡ni modo!, le va a tocar cargar.
“Cuando el tecolote canta, el indio muere”
Una sentencia del campo, relacionada con mitos y creencias de tiempos prehispánicos.
“El muerto y el arrimado, a los tres días, apestan”
Arrimado se le llama a alguien que cae, invitado o refugiado, a casa de alguien y, sin aportar un solo centavo, se instala y se queda a vivir ahí… y al cabo de unos días resulta igual de insoportable que un cadáver en putrefacción…
“Sobre el muerto, las coronas”
Tiene dos sentidos: uno, equivalente a “¡Sobres!” —o sea: ¡adelante!, ¡vamos! o ¡ahora es cuando!—; y otro, como metáfora de la muerte metafórica de alguien —como alguien queda fuera de una candidatura importante y está “muerto” políticamente.
“Sobre mi cadáver…”
Primero muero antes que permitir que tal cosa suceda.
“¡Asústame, panteón!”
Frase retadora que implica que quien la dice no le teme en absoluto a las amenazas o los peligros que se le están advirtiendo.
“Dónde llora, ahí está el muerto”
Cuando te preguntes quién está detrás de algo, fíjate en quién o quiénes se quejan más o quiénes resultarían más afectados: ésos son los sospechosos más probables.
“Cuando no te toca, aunque te pongas y cuando te toca, aunque te quites”
Un resumen breve de la inevitabilidad de la muerte. Y de la vida, también.
“El pez por la boca muere”
A menudo un pescado muerde un anzuelo y esa acción deriva en su propia muerte. De igual manera, hay personas imprudentes que hablan de más y, con sus palabras, cavan su propia tumba. En sentido figurado, claro está.
“Cáete, cadaver”
O sea: aporta, coopera, págame lo que te preste, dame lo que me toca o “callitos con la lana”.
“Más vale que digan: aquí corrió que aquí murió”
No hay que dárselas de valiente cuando la vida está en peligro. Como en los terremotos de la CDMX…
“Más vale un minuto tarde que un minuto de silencio”
O sea: no pongas en peligro tu vida corriendo en automóvil y arriesgándote a un accidente mortal.
“Muerto el perro, se acabó la rabia”
Cuando muere el hermano, se acabó el parentesco entre dos cuñadas que se odian. ¿Así o más claro?