Tutankamón o la maldición de la momia egipcia

A principios del siglo XX, una expedición británica desenterró la tumba del rey Tut, pero poco a poco fueron muriendo a causa de una supuesta maldición…

En el año de 1921, uno de los más grandes secretos del Egipto de los faraones fue desenterrado: la tumba del rey Tutankamón —popularmente conocido como el Rey Tut— fue hallada por una expedición arqueológica británica y la deslumbrante máscara del joven monarca, una estupenda joya de oro macizo y joya preciosas, emergió de las profundidades para ser admirada por el mundo entero. Pero poco después, uno a uno, los miembros de la misión fueron muriendo en circunstancias inexplicables. Esos acontecimientos dieron origen a la leyenda de la Maldición de la momia del rey Tut, presente hasta nuestros días.

Entérate de lo sucedido en esos días de hallazgos, asombro y temores ancestrales, y saca tus propias conclusiones. Pero, antes que todo, ¿quién fue Tutankamón? Veamos…

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Tutankahmun o Tutankamón fue un faraón egipcio que vivió en el siglo XIV antes de nuestra era y que, según cálculos, murió a consecuencia de un accidente en la ciudad de Tebas, cuando corría el año de 1323 a.C. Como era la costumbre, el cuerpo del hijo del gran Akhenaton fue preparado para ser momificado y resistir los embates del tiempo. Primero, sus órganos internos son extraídos y colocados en urnas funerarias; después, el cuerpo es untado con aceites de mirra y otras hierbas, y sus entrañas se rellenan con una composta cuya fórmula sólo conocen los sacerdotes; por último, el cuerpo es depositado en sal durante setenta días.

Su tumba, un tanto improvisada por la repentina muerte del monarca, descansó durante más de tres mil años en el llamado Valle de los Reyes, una necrópolis o lugar de tumbas reales del antiguo Egipto. Pero desde el año 1907, el famoso arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter y su equipo han estado realizando excavaciones financiadas por el aristócrata inglés conocido como Lord Carnarvon. Fue en octubre de 1922 cuando Carter halló una escalera de piedra y, sospechando que se trataba de una tumba, de inmediato dio aviso a Carnarvon, quien viajó  desde Inglaterra a tierras egipcias para estar presente en la apertura del sitio.

Carter y Carnarvon despejaron la escalera y dieron con una tumba. Luego de muchos esfuerzos, el 4 de noviembre de 1922 descubrieron la cámara funeraria del rey Tut, llena de tesoros y estatuas doradas. El 26 del mismo mes, los ingleses son los primeros hombres modernos en entrar a la tumba de Tutankamón, sellada miles de año antes.

La leyenda

Pero lo que no sabían es que , al entrar a la tumba, estaban desafiando a los dioses egipcios: a la entrada de la cámara, una estatua de Anubis guarda el descanso del faraón y una inscripción que en ese momento no se había descifrado advertía de peligros, calamidades y hasta la muerte de quien osara perturbar el sueño del monarca.

Se dice que el mismo día que se abrió la tumba de Tutankhamun, una cobra —el símbolo de la monarquía egipcia— había entrado a la casa de Carnarvon y había matado al canario de Carter, que estaba en su jaula. Ahí dio inicio la leyenda. La primera víctima de la maldición del rey Tut fue el propio Lord Carnarvon, quien el 19 de abril de 1923 sufrió una severa picadura de mosquito que, cuando el lord se afeita, se infecta involuntariamente su herida. Pocos días después, el aristócrata murió en un hospital de El Cairo. En ese momento, dicen, las luces del hospital se apagaron de forma inexplicable y su perro lanzó un aullido lastimero y cayó muerta. 

En 1923, un estadounidense que visitó la recién descubierta tumba de Tutankhamun murió repentinamente pocos días después en la Riviera Francesa, víctima de una extraña enfermedad que había adquirido durante su visita a Egipto. En septiembre del mismo año, falleció el medio hermano de Carnarvon y su hermano Mervyn lo sigue seis años despúes. Al año siguiente, el radiólogo que examinó con rayos X la momia también falleció, víctima de una misteriosa enfermedad. En total, de las 26 personas presentes en la apertura de la tumba, seis murieron de manera súbita o en circunstancias sospechosas.

Curiosamente, Carter vivió lo suficiente para gozar de la fama que le dio su descubrimiento y murió varios años después, en 1936. Hay quienes explican las muertes achacadas a la maldición de Tutankamón por la presencia de microbios como el Aspergillus niger, que podrían acumularse  y atacar a quienes entraron al último recinto del Faraón. Pero otros sostienen que, en efecto, todo se debió a una maldición, ¿tú qué opinas?