En la historia del cine mexicano, los expertos y estudiosos llaman Época de Oro a las producciones en blanco y negro que se estrenaron en México entre 1936, año de estreno de Allá en el rancho grande, y el inicio de la década de 1960. Y de los muchos actores y actrices que engalanaron la pantalla grande e hicieron reír y llorar a millones de mexicanos, sin duda el más popular y querido fue el ‘ídolo de Guamúchil’, Pedro Infante. Pero, ¿cuáles fueron sus mejores películas?
A continuación, te compartimos las que a nuestros juicio son las cintas —dramas y comedias por igual— donde mejor destaca la actuación de Pedro Infante, así como la dirección, un buen guión y los papeles desempeñados por el resto del reparto.
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Nosotros los pobres
Si bien Pedro ya tenía una carrera respetable y había ganado fama con cintas como Los tres García, fue con esta película de 1948 —dirigida por Ismael Rodríguez— y con el inolvidable papel de Pepe ‘El Toro’ que alcanzó la estatura de ídolo del pueblo. En ella, encarna a un humilde carpintero de buen corazón que ama profundamente a su esposa, ‘La Chorreada’, a su hija Chachita y a su pequeño, ‘El Torito’, pero sufre todas las calamidades que uno se pueda imaginar, las cuales continuarán en las dos secuelas de la trilogía Ustedes los ricos y Pepe el Toro.
Un rincón cerca del cielo
En ninguna otra cinta como en esta le va tan, pero tan mal a Pedro, pues le pasa de todo: al principio encuentra una buena mujer que lo ama y que lo hace padre, pero la mala suerte parece querer ensañarse con él: además de estar sumido en la más tremenda pobreza, no hay empleo que no pierda, sufre acusaciones injustas por las que termina en la cárcel, después para ganarse la vida tiene que actuar como cómico callejero y humillándose imitando a un perro. Es entonces cuando se reencuentra con su mujer y su hijo, pero éste está enfermo y él tiene que robar para pagar sus medicinas, pero es detenido y por ello su hijo muere. Destrozado, intenta suicidarse tirándose a las vías del tren pero falla en su intento y queda cojo. Todo un drama.
Escuela de vagabundos
Dejemos atrás la tremenda tristeza y pasemos a esta comedia ligera de 1954, en la que Pedro encarna a un rico hombre de negocios que, por casualidades de la vida, queda varado y bañado en lodo al intentar echar a andar su auto y pide ayuda en una mansión, donde lo confunden con un vagabundo. Al mirar la belleza de la hija de la casa —la bellísima Miroslava Stern—, decide seguir el juego y cada vez se involucra más con la familia, a cuyos miembros parece faltarles un tornillo. Ideal para una tarde de cine mexicano “del de antes”.
El inocente
Cutberto Gaudázar —sí, así se llama— trabaja como operador de grúas y la noche de Año Nuevo, que acude a realizar un servicio, conoce a la bella, rica y caprichosa Mané (Silvia Pinal), quien está despechada y atrapada en un compromiso para casarse con un hombre rico, pero aburrido. Al llegar a la casa de sus padres, Mané invita a Cutberto a tomar una copa y terminan agarrando tal guarapeta que el sueño los sorprende, amanece y al llegar la familia, los encuentran acostados, por lo que lo casan a la fuerza. Lo más divertido viene en la luna de miel en Acapulco y cuando intentan que firme el divorcio…
Tizoc
La penúltima película de Pedro es toda una obra de arte, filmada a color con tal arte y esmero que incluso ganó el Oso de Oro de Berlín como Mejor Película Extranjera. Pedro encarna a Tizoc, un indio tacuate que es despreciado por su origen y que se enamora de María (María Félix), una mujer blanca y rica que al principio lo rechaza pero poco a poco va enamorándose de su carácter, fortaleza y bondad. Aunque el final es triste, es riste, es aquí donde canta su famosa canción de “Ti quero más que a mis ojo”…